El Plan Prawer y los beduinos del Neguev
Leo en el Libération que el Gobierno de Netanyahu se plantea ahora revisar el conocido como Plan Prawer, que pretendía desplazar a 30.000 beduinos palestinos del desierto del Neguev y la confiscación de 70.000 hectáreas. El anuncio del plan motivó una oleada de protestas que culminó con un Día de la Ira el pasado 30 de noviembre. Un detallado análisis del asunto puede encontrarse en la entrada "Plan Prawer: el rostro moderno de la limpieza étnica de Palestina" del siempre recomendable blog Palestina en el corazón:
"El sábado 30 se llevó a cabo el Tercer Día de la Ira, una jornada de protesta que se extendió desde el Mediterráneo hasta el río Jordán contra el Plan Prawer . Llamado así por el político israelí que lo ideó, el plan pretende destruir 36 aldeas beduinas “no reconocidas” en el desierto del Negev (Naqab en árabe) para construir en sus tierras colonias para población judía. Para ello, unas 70.000 personas beduinas serán desplazadas por la fuerza y despojadas de 800.000 dunams de su tierra ancestral.
Se calcula que en Israel hay más de 150 aldeas árabes “no reconocidas” por el Estado en las regiones del Naqab y de Galilea. Las mismas son consideradas ilegales por el gobierno, no figuran en los mapas y carecen de agua corriente, electricidad, teléfono, carreteras, escuelas y centros de salud. En el Naqab, las comunidades beduinas (cuyos habitantes tienen ciudadanía israelí) constituyen un 30% de la población, pero sus aldeas ocupan apenas el 2,5% de la tierra. Antes de la creación del estado de Israel, se desplazaban libremente a través del desierto; ahora, dos terceras partes de la región han sido designadas como campos de entrenamiento militar, inaccesible a la población beduina. La realidad conocida por todos es que grupos de colonos judíos de raza blanca están esperando ansiosamente que la tierra sea despejada de sus habitantes nativos para instalarse en los modernos y cómodos poblados que el Estado construirá para ellos.
El gobierno pretende presentar el plan como una acción “humanitaria” que brindará vivienda adecuada, servicios públicos y “un futuro mejor para los niños” beduinos del Negev, permitiéndoles “integrarse a la estructura de un Estado moderno al tiempo que conservan sus tradiciones”. Pero la realidad es que ninguna de las comunidades afectadas ha sido consultada ni está de acuerdo con el traslado. Y tienen buenas razones: además de perder sus tierras, serán reubicadas en siete asentamientos superpoblados y empobrecidos donde ya otros grupos beduinos fueron concentrados hace años (por eso hay quienes hacen un paralelo con las reservaciones indígenas de EEUU).
En los países árabes vecinos y en varios de Europa, en Turquía, Túnez, Corea del Sur, Kuwait, Canadá y EEUU también hubo manifestaciones de solidaridad el sábado 30 para denunciar lo que se considera la operación sionista de limpieza étnica de mayor envergadura desde la Nakba de 1948. El Parlamento Europeo, el Comité contra la Discriminación Racial de la ONU (CERD) y otros organismos inter-gubernamentales han pedido a Israel que cancele el proyecto, que se convertirá en ley a fin de año. Organizaciones y redes internacionales como Amnistía Internacional, Voces Judías por la Paz, Avaaz, y por supuesto palestinas y algunas israelíes también han criticado el plan y lanzado campañas pidiendo su anulación. Más de 50 intelectuales y artistas británicos (entre ellos Ken Loach, Mike Leigh y Peter Gabriel) publicaron una carta en The Guardian calificando la intención de Israel de desarraigar a la población beduina como “desplazamiento forzado de palestinos/as de sus hogares y su tierra, discriminación y separación”.
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