Equilibro asesino en Siria
Hace unos días, Yassin Swehat publicó este artículo sobre la situación en Siria en el diario Al-Hayat. Naomí Ramírez lo tradujo al español en su blog Traducciones de la Revolución Siria. Como viene siendo habitual incluyo algunos de sus fragmentos recomendado su lectura completa.
"Desde hace meses, pero especialmente desde que el régimen sirio logró evitar el golpe militar estadounidense y salió reforzado del acuerdo ruso-estadounidense sobre la renuncia al arsenal químico, el escenario sirio que presenciamos es un ejemplo deformado de equilibrio, cuya característica principal es el trastorno de los parámetros políticos y éticos.
Por su parte, el régimen parece bien cohesionado y capaz de dominar política y securitariamente las zonas bajo su influencia en los centros de las grandes ciudades y el cinturón costero, además de que muestra una capacidad increíble de mantener organizadas la administración y la vida de dichas zonas, manteniendo una economía política exitosa, en gran medida, gracias a que ha logrado que las cosas sigan atadas, mucho más de lo que cabría esperar. En cuanto a las zonas liberadas, las cosas van de mal en peor: la carencia y las deficiencias predominan en cada localidad y pueblo. Y a ello ha de unirse la total ausencia de seguridad, ya sea porque el régimen tiene la capacidad de seguir matando diariamente desde el aire en cualquier punto de la geografía siria, o bien por el tremendo aumento de mafias y bandas de pillaje y secuestros. Pero sobre todo, esta situación se debe a la presencia de un horrible régimen dictatorial y opresor -el Estado Islámico de Iraq y Siria (ISIS, según sus siglas en inglés)-, que va ganando metro tras metro en su enfrentamiento con el ESL, que nunca fue un ejército ni en el más básico sentido de la palabra, sea cual sea el significado que se le da al concepto, y que hoy es víctima de la decadencia, como si fuera un terrón de azúcar disolviéndose en agua caliente. Entre estos dos opuestos, las brigadas islamistas se unen en ejércitos y alianzas distintas entre sí en muchos aspectos, pero a las que unen dos cuestiones principales: el rechazo a la legitimidad de la Coalición Nacional o cualquier otro grupo político, y que el islam salafí ha de ser la única referencia.
Hoy ya no se habla en ninguna parte de las zonas liberadas de un proyecto político o administrativo constructivo más allá de lo referente a sobrevivir a día de hoy. Mañana, si se puede, las palabras clave serán ISIS, los bombardeos aéreos, los SCUD, los enmascarados, el pillaje, los secuestros, el comercio petrolero, los enfrentamientos militares entre las brigadas islamistas y los kurdos, los enfrentamientos entre ISIS y el ESL, los enfrentamientos entre los islamistas… Todas estas palabras clave resuenan en el creciente sufrimiento diario -y pesan sobre la espalda- de aquellos civiles que no se han desplazado, un sufrimiento que comenzó desde la salida de la primera manifestación contra el régimen de Bashar al-Asad y que creció exponencialmente cuando los aparatos de represión del régimen mostraron su carácter sanguinario y aumentaron la letalidad de sus instrumentos y el numero de asesinatos. Es un sufrimiento que hoy ha llegado, con todas sus variantes, a ser insoportable. Hoy, también, parece que este sufrimiento ya no significa nada para el mundo, pues parece que la opinión pública internacional está harta de las imágenes de muerte y tortura de los sirios...
Por su parte, el régimen parece bien cohesionado y capaz de dominar política y securitariamente las zonas bajo su influencia en los centros de las grandes ciudades y el cinturón costero, además de que muestra una capacidad increíble de mantener organizadas la administración y la vida de dichas zonas, manteniendo una economía política exitosa, en gran medida, gracias a que ha logrado que las cosas sigan atadas, mucho más de lo que cabría esperar. En cuanto a las zonas liberadas, las cosas van de mal en peor: la carencia y las deficiencias predominan en cada localidad y pueblo. Y a ello ha de unirse la total ausencia de seguridad, ya sea porque el régimen tiene la capacidad de seguir matando diariamente desde el aire en cualquier punto de la geografía siria, o bien por el tremendo aumento de mafias y bandas de pillaje y secuestros. Pero sobre todo, esta situación se debe a la presencia de un horrible régimen dictatorial y opresor -el Estado Islámico de Iraq y Siria (ISIS, según sus siglas en inglés)-, que va ganando metro tras metro en su enfrentamiento con el ESL, que nunca fue un ejército ni en el más básico sentido de la palabra, sea cual sea el significado que se le da al concepto, y que hoy es víctima de la decadencia, como si fuera un terrón de azúcar disolviéndose en agua caliente. Entre estos dos opuestos, las brigadas islamistas se unen en ejércitos y alianzas distintas entre sí en muchos aspectos, pero a las que unen dos cuestiones principales: el rechazo a la legitimidad de la Coalición Nacional o cualquier otro grupo político, y que el islam salafí ha de ser la única referencia.
Hoy ya no se habla en ninguna parte de las zonas liberadas de un proyecto político o administrativo constructivo más allá de lo referente a sobrevivir a día de hoy. Mañana, si se puede, las palabras clave serán ISIS, los bombardeos aéreos, los SCUD, los enmascarados, el pillaje, los secuestros, el comercio petrolero, los enfrentamientos militares entre las brigadas islamistas y los kurdos, los enfrentamientos entre ISIS y el ESL, los enfrentamientos entre los islamistas… Todas estas palabras clave resuenan en el creciente sufrimiento diario -y pesan sobre la espalda- de aquellos civiles que no se han desplazado, un sufrimiento que comenzó desde la salida de la primera manifestación contra el régimen de Bashar al-Asad y que creció exponencialmente cuando los aparatos de represión del régimen mostraron su carácter sanguinario y aumentaron la letalidad de sus instrumentos y el numero de asesinatos. Es un sufrimiento que hoy ha llegado, con todas sus variantes, a ser insoportable. Hoy, también, parece que este sufrimiento ya no significa nada para el mundo, pues parece que la opinión pública internacional está harta de las imágenes de muerte y tortura de los sirios...
El tiempo transcurre a favor del régimen en este increíble equilibrio, y no sorprende que la desesperación se haya apoderado de la oposición. ¿Hay alguna posibilidad de romper este equilibrio parcial o totalmente? ¿Sigue siendo posible recuperar la iniciativa política o militar? Las respuestas son dolorosas, pero ciento cincuenta mil muertos, cientos de miles de detenidos y millones de refugiados esperan esas respuestas de las élites de la sociedad de la revolución, políticas e intelectuales".
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