Cuentos palestinos
La semana pasada visitó España Sharif Kanaana, director del Centro de Estudios de la Sociedad y el Patrimonio Palestinos, para presentar su libro Cuenta pajarito, cuenta recientemente editado por Ediciones del Oriente y el Mediterráneo. El Alternative Information Center le entrevistó: "Raíces y alas. Una entrevista sobre eel folklore palestino". La traducción al castellano es de Aitana Pascual. A continuación incluyo algunos extractos:
Nacido en el norte del pueblo palestino Arrabeh en Galilea y con actual residencia en Ramala, Sharif Kanaana ha sido profesor en la Universidad de Birzeit durante muchos años y es el autor de varios libros bien elogiados, uno de los cuales es 'Cuenta pajarito, cuenta', una colección de cuentos populares palestinos. El AIC habló con el profesor Kanaana sobre su libro, la identidad palestina y el significado tanto global como local del folklore como tal.
¿Nos puede hablar sobre el proceso que le llevó a la publicación de su libro, 'Cuenta pajarito, cuenta'?
Estudié e impartí clases en los Estados Unidos; estuve 15 años lejos de mi país. En 1975, sin embargo, pensé que debía volver a Palestina. Volví porque echaba mucho de menos el modo de vida tradicional, la comida, la cultura y todo lo auténtico. Cuando más valoras tu propia cultura y tu sociedad es cuando estás lejos. Este viaje, la vuelta a mis raíces, sucedió por medio de dos caminos. El primer camino lo tomé como jefe de investigación en la Universidad de Birzeit, dirigiendo un grupo de investigadores locales con el fin de ubicar todos los pueblos palestinos que fueron despoblados y destruidos durante el Nakba de 1948. El proyecto más tarde me llevó a la compilación del libro 'All That Remains', que aparece como editado por Walid Khaladi, el cual apoyó nuestro proyecto.
El segundo camino fue la recopilación de cuentos populares. El resultado de esto fue el libro 'Cuenta pajarito, cuenta', que contiene 45 cuentos populares palestinos traducidos al inglés. Simplemente pensé que se trataba de historias muy bonitas. Todavía opino que los cuentos populares son la literatura más bonita del mundo, en todas las culturas. El libro apareció en inglés en 1989, después de 10 años de esfuerzos compartidos con Ibrahím Muhawi. La razón por la que se tardó tanto para acabar el libro es que cuando Muhawi dejó Palestina para irse a Túnez, no pudimos mantener comunicación directa; pues las autoridades de la ocupación israelí nos prohibieron tener cualquier contacto directo con los países árabes. Mantuvimos correspondencia a través de cartas por medio de un amigo común en Londres. Yo hice el análisis social, psicológico y cultural de las historias, mientras Muhawui se ocupó de los análisis lingüísticos y literarios.
¿Cómo ha contribuido este libro al actual renacimiento de la identidad palestina y sus tradiciones?
Primero, el libro en sí mismo es muy valioso. En el prefacio, Alan Dundes manifiesta que este libro es una presentación a escala mundial de la cultura y la tradición palestinas. Sólo eso ya es un logro. En cuanto a la identidad palestina, diría que le ocurrió algo parecido a la experiencia de mi vida hasta el momento; pues yo viví la historia de Palestina desde sus principios. Nací en 1935, por lo tanto experimenté la revuelta palestina de los años 1936-1939, de muy chiquito. Más tarde, fui testigo del Nakba palestino en 1948 y sufrí sus efectos.
En 1948, los palestinos que lograron quedarse dentro de las fronteras israelíes se sintieron totalmente perdidos. La comunicación con el resto del mundo árabe quedó prohibida, incluso por correo y por teléfono. Como resultado, su identidad quedó diluida; deseaban ser aceptados por la sociedad judío-israelí. Sin embargo, debido al racismo de dicha sociedad, los palestinos fueron rechazados y se vieron forzados a buscar su propia identidad.
A los palestinos no les costó demasiado tiempo encontrar esa identidad, para descubrir sus raíces, que ahora están reviviendo con fuerza entre los palestinos del 1948 , dado que el rechazo de todo lo que es árabe por parte de los israelíes se sigue intensificando. Yo pasé por lo mismo como persona: después de todo, la tarea de buscar tu propia identidad se basa en encontrar las cosas que la simbolizan. Para mí, esos símbolos yacen en el folklore.
Recuerdo como a finales de 1970, conforme recopilaba cuentos populares, algunas señoras más mayores a las que les pedía que me contasen cuentos me respondían, como si se sintieran insultadas, ¿piensas que soy una anticuada? Para ellas, ¡el folklore era algo anticuado! Ahora, de todos modos, a pesar del hecho de que hemos perdido la mayoría de esos cuentos, ya no renegamos de ellos; hemos aprendido a valorar nuestras tradiciones y nuestra cultura de un modo diferente y con más intensidad que nunca.
La edición árabe del libro 'Cuenta pajarito, cuenta' fue prohibida por el ministro de educación de Palestina en el 2007 bajo el pretexto de que contenía expresiones inmorales. ¿Qué significó para la sociedad palestina experimentar la prohibición de su propio patrimonio cultural e histórico? ¿Cuáles eran los peligros?
Cuando los medios de comunicación occidentales vinieron a hablar conmigo sobre la prohibición del libro, era consciente de que ni la tradición palestina ni yo éramos los que realmente les interesaban. Sólo querían condenar a Hamás: el libro fue prohibido y retirado de las escuelas cuando Hamás estaba en el poder, lo cual causó un gran revuelo, y entonces el libro se hizo famoso en todo el mundo. Lo mismo ocurió con el Fatah y otros que organizaron manifestaciones aquí en Ramala para que levantasen la prohibición. Los cuentos populares fueron condenados porque supuestamente contenían insultos contra la dignidad de las personas o algo por el estilo.
Pero si compara esta postura con la de los árabes en los siglos VII y VIII, que era ¡extremadamente liberal! Esta misma cultura árabe clásica se ve reflejada en estos cuentos folklóricos. Las conexiones entre ellas se han erosionado en nuestra memoria colectiva, en la asimilación de nuestra propia identidad. Yo, por ejemplo, no sabía nada sobre la cultura clásica árabe desde hacía mucho tiempo. Estudié en la escuela elemental durante la época del Mandato Británico en Palestina, y empecé a ir al instituto el primer año que Israel tomó control sobre las escuelas en el país. Nunca había escuchado el nombre de Palestina - ¡podías ir a la cárcel sólo por pronunciar el nombre de Palestina! Fui a la universidad en los Estados Unidos y allí estudié hasta mi doctorado. ¿Dónde podría haber aprendido sobre la cultura árabe? Cuando volví a Palestina, parte de este camino de vuelta a mis raíces, comencé aprender la literatura árabe clásica. La encontré fascinante, muy bonita y abundante. De algún modo, se ha dejado totalmente de lado.
En Occidente, por supuesto que todos conocen la cultura árabe por medio de Las Mil y Una Noches, pero esas historias no representan el corazón de la cultura árabe; de hecho pienso que se alejan bastante de la realidad. Mientras que las ciencias naturales clásicas del mundo árabe se utilizaban en el Occidente, existen muchos escritos de literatura, poesía y ciencia durante el periodo clásico sobre la naturaleza de las mujeres, la sociedad y el lenguaje que ha sido completamente dejado de lado. Éste sería otro ejemplo. El año pasado leí los 28 volúmenes de El libro de las canciones [Kitab al-Aghani] por Abu al-Faraj al-Asfahani que contiene canciones e historias sobre músicos y cantantes durante el periodo de los omeyas hasta el siglo ix. ¿Por qué el mundo no valora tales documentos? ¿Es por qué el mundo desde entonces ha sido reinado por un grupo de gente que no reconoce o incluso acepta otras culturas? Si de la antigua Grecia brotaban un par de frases, son celebrados hasta el día de hoy ¡todo empezó con los griegos! Pero, ¿cómo puede alguien ignorar 28 volúmenes? Estos cuentan con una gran cantidad de poesía y canciones, y estoy seguro de que las personas se pueden aprender mucho de estos escritos. También está El gran libro de la interpretación de los sueños por Ibn Sirín. No existe ninguna teoría de Freud, en lo que se refiere a la interpretación de los sueños, que no se pueda encontrar en este libro.
Me fascinaba descubrir estos tesoros escondidos en nuestro pasado. Muchas personas en nuestra sociedad no sabían nada sobre esto, porque todo lo que estudiaron procede y se encuentra orientado hacia el Oeste (y desde 1948, a Israel). No estoy sugiriendo que no deberíamos aprender de Occidente, pero pienso que deberíamos empezar a aprender de nuestra propia cultura y civilización, y que éste sea nuestro punto de partida. Que primero nos informemos bien sobre nuestra cultura, historia y sociedad, y que entonces comenzamos a tomar prestado el conocimiento de Occidente. Se nos prohíbe fundirlo con nuestra cultura y en lugar de esto debemos aprenderlo por imposición como si se tratase de un elemento extraño. Si lo hiciéramos de este modo nuestra cultura sería perfectamente asimilada, un tesoro, un pasado, al que entonces le aportaríamos más elementos externos. Pero si no tenemos una base sólida, si no tenemos nada para asimilar o que nos sirva de referencia, simplemente absorberemos elementos externos sin saber realmente de lo que se tratan, y acabaremos con una especie de personalidad dual, una árabe y otra europea".
¿Nos puede hablar sobre el proceso que le llevó a la publicación de su libro, 'Cuenta pajarito, cuenta'?
Estudié e impartí clases en los Estados Unidos; estuve 15 años lejos de mi país. En 1975, sin embargo, pensé que debía volver a Palestina. Volví porque echaba mucho de menos el modo de vida tradicional, la comida, la cultura y todo lo auténtico. Cuando más valoras tu propia cultura y tu sociedad es cuando estás lejos. Este viaje, la vuelta a mis raíces, sucedió por medio de dos caminos. El primer camino lo tomé como jefe de investigación en la Universidad de Birzeit, dirigiendo un grupo de investigadores locales con el fin de ubicar todos los pueblos palestinos que fueron despoblados y destruidos durante el Nakba de 1948. El proyecto más tarde me llevó a la compilación del libro 'All That Remains', que aparece como editado por Walid Khaladi, el cual apoyó nuestro proyecto.
¿Cómo ha contribuido este libro al actual renacimiento de la identidad palestina y sus tradiciones?
Primero, el libro en sí mismo es muy valioso. En el prefacio, Alan Dundes manifiesta que este libro es una presentación a escala mundial de la cultura y la tradición palestinas. Sólo eso ya es un logro. En cuanto a la identidad palestina, diría que le ocurrió algo parecido a la experiencia de mi vida hasta el momento; pues yo viví la historia de Palestina desde sus principios. Nací en 1935, por lo tanto experimenté la revuelta palestina de los años 1936-1939, de muy chiquito. Más tarde, fui testigo del Nakba palestino en 1948 y sufrí sus efectos.
En 1948, los palestinos que lograron quedarse dentro de las fronteras israelíes se sintieron totalmente perdidos. La comunicación con el resto del mundo árabe quedó prohibida, incluso por correo y por teléfono. Como resultado, su identidad quedó diluida; deseaban ser aceptados por la sociedad judío-israelí. Sin embargo, debido al racismo de dicha sociedad, los palestinos fueron rechazados y se vieron forzados a buscar su propia identidad.
A los palestinos no les costó demasiado tiempo encontrar esa identidad, para descubrir sus raíces, que ahora están reviviendo con fuerza entre los palestinos del 1948 , dado que el rechazo de todo lo que es árabe por parte de los israelíes se sigue intensificando. Yo pasé por lo mismo como persona: después de todo, la tarea de buscar tu propia identidad se basa en encontrar las cosas que la simbolizan. Para mí, esos símbolos yacen en el folklore.
Recuerdo como a finales de 1970, conforme recopilaba cuentos populares, algunas señoras más mayores a las que les pedía que me contasen cuentos me respondían, como si se sintieran insultadas, ¿piensas que soy una anticuada? Para ellas, ¡el folklore era algo anticuado! Ahora, de todos modos, a pesar del hecho de que hemos perdido la mayoría de esos cuentos, ya no renegamos de ellos; hemos aprendido a valorar nuestras tradiciones y nuestra cultura de un modo diferente y con más intensidad que nunca.
La edición árabe del libro 'Cuenta pajarito, cuenta' fue prohibida por el ministro de educación de Palestina en el 2007 bajo el pretexto de que contenía expresiones inmorales. ¿Qué significó para la sociedad palestina experimentar la prohibición de su propio patrimonio cultural e histórico? ¿Cuáles eran los peligros?
Cuando los medios de comunicación occidentales vinieron a hablar conmigo sobre la prohibición del libro, era consciente de que ni la tradición palestina ni yo éramos los que realmente les interesaban. Sólo querían condenar a Hamás: el libro fue prohibido y retirado de las escuelas cuando Hamás estaba en el poder, lo cual causó un gran revuelo, y entonces el libro se hizo famoso en todo el mundo. Lo mismo ocurió con el Fatah y otros que organizaron manifestaciones aquí en Ramala para que levantasen la prohibición. Los cuentos populares fueron condenados porque supuestamente contenían insultos contra la dignidad de las personas o algo por el estilo.
Pero si compara esta postura con la de los árabes en los siglos VII y VIII, que era ¡extremadamente liberal! Esta misma cultura árabe clásica se ve reflejada en estos cuentos folklóricos. Las conexiones entre ellas se han erosionado en nuestra memoria colectiva, en la asimilación de nuestra propia identidad. Yo, por ejemplo, no sabía nada sobre la cultura clásica árabe desde hacía mucho tiempo. Estudié en la escuela elemental durante la época del Mandato Británico en Palestina, y empecé a ir al instituto el primer año que Israel tomó control sobre las escuelas en el país. Nunca había escuchado el nombre de Palestina - ¡podías ir a la cárcel sólo por pronunciar el nombre de Palestina! Fui a la universidad en los Estados Unidos y allí estudié hasta mi doctorado. ¿Dónde podría haber aprendido sobre la cultura árabe? Cuando volví a Palestina, parte de este camino de vuelta a mis raíces, comencé aprender la literatura árabe clásica. La encontré fascinante, muy bonita y abundante. De algún modo, se ha dejado totalmente de lado.
En Occidente, por supuesto que todos conocen la cultura árabe por medio de Las Mil y Una Noches, pero esas historias no representan el corazón de la cultura árabe; de hecho pienso que se alejan bastante de la realidad. Mientras que las ciencias naturales clásicas del mundo árabe se utilizaban en el Occidente, existen muchos escritos de literatura, poesía y ciencia durante el periodo clásico sobre la naturaleza de las mujeres, la sociedad y el lenguaje que ha sido completamente dejado de lado. Éste sería otro ejemplo. El año pasado leí los 28 volúmenes de El libro de las canciones [Kitab al-Aghani] por Abu al-Faraj al-Asfahani que contiene canciones e historias sobre músicos y cantantes durante el periodo de los omeyas hasta el siglo ix. ¿Por qué el mundo no valora tales documentos? ¿Es por qué el mundo desde entonces ha sido reinado por un grupo de gente que no reconoce o incluso acepta otras culturas? Si de la antigua Grecia brotaban un par de frases, son celebrados hasta el día de hoy ¡todo empezó con los griegos! Pero, ¿cómo puede alguien ignorar 28 volúmenes? Estos cuentan con una gran cantidad de poesía y canciones, y estoy seguro de que las personas se pueden aprender mucho de estos escritos. También está El gran libro de la interpretación de los sueños por Ibn Sirín. No existe ninguna teoría de Freud, en lo que se refiere a la interpretación de los sueños, que no se pueda encontrar en este libro.
Me fascinaba descubrir estos tesoros escondidos en nuestro pasado. Muchas personas en nuestra sociedad no sabían nada sobre esto, porque todo lo que estudiaron procede y se encuentra orientado hacia el Oeste (y desde 1948, a Israel). No estoy sugiriendo que no deberíamos aprender de Occidente, pero pienso que deberíamos empezar a aprender de nuestra propia cultura y civilización, y que éste sea nuestro punto de partida. Que primero nos informemos bien sobre nuestra cultura, historia y sociedad, y que entonces comenzamos a tomar prestado el conocimiento de Occidente. Se nos prohíbe fundirlo con nuestra cultura y en lugar de esto debemos aprenderlo por imposición como si se tratase de un elemento extraño. Si lo hiciéramos de este modo nuestra cultura sería perfectamente asimilada, un tesoro, un pasado, al que entonces le aportaríamos más elementos externos. Pero si no tenemos una base sólida, si no tenemos nada para asimilar o que nos sirva de referencia, simplemente absorberemos elementos externos sin saber realmente de lo que se tratan, y acabaremos con una especie de personalidad dual, una árabe y otra europea".
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