La ‘aṣabīyya alauí y la instrumentalización del sectarismo en Siria

Acaba de salir publicado en el volumen 69 de la revista Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos publicada por la Universidad de Granada mi artículo "La herencia colonial en la Siria actual: fracturas sociales e implicaciones políticas" en el que analizo la impronta política, económica y social que dejó la ocupación francesa en la Siria actual. Como señaló en la introducción, "Francia dividió el país árabe en diferentes Estados confesionales guiándose por la lógica del divide et impera, lo que exacerbó el sectarismo en la zona y, de forma simultánea, favoreció el desarrollo del nacionalismo árabe". A continuación incluyo alguno de sus fragmentos, sobre todos los relacionados con la conquista del poder por parte de Hafez al-Asad en 1970 y la estructura de gobierno que le permitió establecer una dinastía que todavía conserva el poder.
"Para evitar correr la misma suerte que sus antecesores, Al-Asad reforzó los servicios de inteligencia, que quedaron como un dominio reservado de los alauíes. Los alauíes, a pesar de  ser sólo el 11% de la sociedad siria, representaban el 61.3% de los mandos de los Servicios de Inteligencia y de la Fuerzas Armadas durante las tres décadas de dictadura de Ḥāfiẓ al-Asad, siendo el 42% de ellos miembros del propio clan Kalbīyya al que pertenecía el propio presidente [1].
Con el ascenso de los militares al poder se desarrolló un proceso de ruralización de las Fuerzas Armadas y de la Administración, provocado por la expulsión de los elementos urbanos considerados hostiles al nuevo régimen y su sustitución por miembros de sus propias confesiones, tribus o clanes[2]. Se da así lo que Fabrice Balanche denomina como la aparición de una “burguesía burocrática”, integrada por cuadros del Ba‘ṯ, directores de la administración y de los servicios públicos y responsables municipales de procedencia rural y cohesionados por el espíritu de ‘aṣabīyya, que arrebata su posición a la burguesía urbana sunní tradicional[3]. En tan sólo diez años, el número de funcionarios y trabajadores públicos se multiplicó por diez pasando de 33.979 de 1960 a 198.079 en 1971; en 1980 ya eran 367.649 y en 1992 sumaban 717.387. Diferentes fuentes señalan que el 80% de los alauíes trabajaban para el Estado en época de Baššār al-Asad[4].
De lo que no cabe ninguna duda es que el ascenso al poder de Ḥāfiẓ al-Asad representaba un hecho sin precedentes en el mundo árabe, ya que “una minoría, si bien musulmana, dominó un Estado ampliamente sunní gracias a su control del Ejército”[5]. Consciente de esta circunstancia excepcional, al-Asad decidió aliarse con el resto de minorías confesionales, es decir con cristianos, drusos e ismaelíes. que constituyeron un cinturón defensivo frente a la recelosa mayoría sunní. Los kurdos, que representaban cerca de un 10% de la población siria, quedaron al margen de esta alianza ya que fueron considerados como una quintacolumna hostil al nacionalismo árabe, al igual que los turcomanos, que representaban otro 3% de la población siria y estaban localizados en torno a la frontera con Turquía.
En realidad, “el sistema de poder construido por Ḥāfiẓ al-Asad se basa en vínculos clientelares con todos los grupos sociales, independientemente de su pertenencia comunitaria, que tienen relaciones directas o indirectas con el centro político. Esto explica por qué el régimen controla el conjunto del país al encontrar recambio más allá de su minoritaria comunidad de origen. Las tensiones de tipo local o social son fuertes en Siria y alimentan la división a favor de una ‘aṣabīyya que sabe cómo manipularlas y que posee una fuerte cohesión por su origen social, regional y comunitario”[6]. Como señalaba el propio Balanche en su tesis doctoral, “el poder político quedaría en manos de la ‘aṣabīyya alauí mientras que el poder económico estaría en manos de la burguesía capitalista sunní-cristiana” aliada del anterior[7].
A pesar de que el régimen sirio suele incidir en su carácter secular, Ḥāfiẓ al-Asad recurrió desde un primer momento al sectarismo para asentar su posición y perpetuarse en el poder. En opinión de Ruiz de Elvira y Belhadj, “desde 1963, el régimen ba‘ṯista ha supervisado y gestionado la sociedad de forma autoritaria a través del sectarismo. Ejemplos de tales políticas sectarias incluyen la cooptación de ciertas minorías dentro del partido Ba‘ṯ, el gobierno y la prensa controlada por el estado, la selección mayoritariamente de alauíes y sunníes para puestos clave en los servicios de inteligencia, las fuerzas armadas y la oficina nacional seguridad del Ba‘ṯ”[8]. De ahí que la narrativa oficial haya presentado habitualmente a la sociedad siria como “una familia extensa” dentro de la cual el régimen juega el papel de “garante de la coexistencia pacífica entre los diversos grupos sectarios”[9]. Estas maniobras para ganarse el respaldo de la población sunní no implicaron un abandono de sus tradicionales aliados. De hecho, tal y como había hecho la colonización francesa, tuvo un especial cuidado en mejorar las condiciones de vida de la población rural mediante la redistribución de los grandes latifundios que habían sido nacionalizados, la llegada de la electricidad y el agua potable y la universalización de la educación[10].


[1] Hanna Batatu. Syria's Peasantry, the Descendants of Its Lesser Rural Notables, and Their Politics. Princeton: Princeton University Press, 1999, pp. 218-224.
[2] Ibid., p. 156.
[3] Fabrice Balanche. «Clientélisme, communautarisme et fragmentation territoriale en Syrie». A Contrario, 11 (2009), p. 126.
[4] Fabrice Balanche. «Communautarisme en Syrie: lorsque le mythe devient réalité». Confluences Méditerranée, 89, 2 (2014), p. 33.
[5] Robert Olson. The Ba´th and Syria, 1947-1982. The Evolution of Ideology, Party and State. Princeton: The Kingston Press, 1982, p. 76.
[6] Balanche. «Clientélisme, communautarisme et fragmentation», p. 131.
[7] Fabrice Balanche. Les Alaouites, l´espace et le pouvoir dans la region cotiere syrienne: une integration nationales ambigue. Tours : Université Françoise Rabelais, 2000, p. 676.
[8] Laura Ruiz de Elvira y Souhaïl Belhadj. «Sectarianism and civil conflict in Syria: reconfigurations of a reluctant issue». En P. Rivetti y H. Kraetzchmar (eds.). Transformation of Political Islam. Edinburgh: Edinburgh University Press, 2018, p. 323.
[9] Friederike Stolleis.  «Discourses on Minorities and Sectarianism in Syria». En Friederike Stolleis (ed.). Playing the Sectarian Card, Identities and Affiliations of Local Communities in Syria. Beirut: Friedrich-Ebert-Stiftung, 2015, p. 8.
[10] John F. Devlin, “The Baath Party: Rise and Metamorphosis”. The American Historical Review, 96 (1991), p. 1406.

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