El impacto del COVID en la zona MENA

Hoy publico en El Periódico de Catalunya este artículo sobre el impacto de la covid-19 en el Norte de África y Oriente Próximo. 

El Norte de África y Oriente Próximo (MENA, en sus siglas en inglés) atraviesan una tormenta perfecta. A la Primavera Árabe, la ola de revueltas populares contra los regímenes autoritarios iniciada a finales de 2010, se suma ahora la devastadora crisis económica provocada por la covid-19, que podría desestabilizar por completo la región. En el corto plazo, la bajada de precios del petróleo, la caída del turismo, el descenso de las remesas, el aumento del desempleo y la intensificación de la pobreza agravarán las desigualdades económicas y extenderán el malestar social.

 La pandemia covid-19 ha golpeado con más intensidad a Oriente Próximo que al Norte de África. Sin duda, el país con mayor incidencia ha sido Irán con 31.650 muertes y 550.000 contagios seguido de Irak con 10.465 fallecidos y 442.000 infectados. Son los dos únicos de la zona que aparecen entre los veinte países con más afectados. Por detrás están Turquía, Arabia Saudí e Israel, que ocupan los puestos 21, 22 y 25, aunque la incidencia es mucho mayor en este último dado su exiguo tamaño.

Además, debe tenerse en cuenta que no todos los países disponen de los mismos recursos para hacer frente a la covid-19, ya que Israel y los países del Golfo cuentan con sistemas sanitarios más modernos y, por lo tanto, con mayor capacidad para hacer frente a una emergencia sanitaria como la presente. La otra cara de la moneda la representan los países inmersos en conflictos armados como Siria, Libia y Yemen, que disponen de unos recursos limitados dado que sus sistemas de salud han sido dañados o destruidos durante la guerra. En el caso sirio, por ejemplo, se calcula que el 70% de los sanitarios han abandonado el país y sólo funcionan el 50% de los centros de salud primaria.

De igual manera, la crisis económica no afectará por igual a todos los países. Un reciente informe del FMI considera que los productores de petróleo registrarán una caída del 6% del PIB este año, mientras que en los no productores el retroceso será mucho menor: tan sólo un 1,1%. De hecho, el menos afectado por la crisis económica será Egipto que no sólo sorteará la recesión, sino que además crecerá un 3,5%. Parece evidente que la disminución de las exportaciones y la caída del precio del petróleo dañarán especialmente a los países petrolíferos. De hecho, el FMI considera que el precio del barril no volverá a superar los 50 dólares hasta el año 2023, lo que les obligará a recortar sus servicios públicos, hecho que haría peligrar la paz social.

El cierre de fronteras y las restricciones a la movilidad también debilitarán al sector turístico. Los países más afectados serán Jordania, Líbano, Marruecos y Túnez, donde el turismo representa entre el 20% y el 15% del PIB. De hecho, el peor escenario barajado por la Organización de Turismo Mundial prevé un descenso del turismo a escala global de casi el 80% durante el 2020. Este retroceso incidirá también en Emiratos Árabes Unidos y Qatar, que se han convertido en nodos en las comunicaciones internacionales gracias a las líneas aéreas Emirates, Etihad y Qatar Airways. También golpeará a Arabia Saudí, que cada año recibía 20 millones de peregrinos que visitaban La Meca y Medina.

La contracción económica tendrá un especial impacto en el desempleo y, sobre todo, entre jóvenes y mujeres. Debe tenerse en cuenta que la zona MENA es la que tiene un mayor porcentaje de desempleo juvenil del mundo (un 27%) y un menor acceso de la mujer al trabajo asalariado (apenas un 20%), ya que muchas de ellas se ven abocadas al sector informal. Según diferentes previsiones, la pobreza aumentará de manera significativa en el mundo árabe afectando al 25% de la población: un total de 115 millones de personas, lo que crearía una bomba de relojería de difícil gestión.

Lo más probable es que esta explosiva situación se traduzca, en el corto plazo, en un aumento del malestar social. Entre los países que registrarán mayores caídas del PIB en 2020 están precisamente Sudán con un 8,4%, Irak con un 12,1% y Líbano con un 25%, tres países que en el curso de los dos últimos meses han experimentado masivas movilizaciones populares. Un reciente informe del FMI advierte de la posibilidad de que la crisis económica y el aumento de desempleo intensifiquen la frustración de las poblaciones y que “los riesgos aumenten en los casos en los que la crisis exponga o acentúe problemas, como la falta de confianza en las instituciones, la deficiente gobernanza, la pobreza o la desigualdad”. Avisados estamos.

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