Jerusalén, capital de Palestina

Como muchos de vosotros, estos días he estado haciendo seguimiento de los efectos que ha tenido en Oriente Medio la funesta decisión del presidente norteamericano Donald Trumo de reconocer a Jerusalén como capital de Israel. Una nefasta decisión que tendrá consecuencias nocivas para el conflicto, pero que no creo que desate una nueva Intifada. He escrito dos artículos sobre el asunto. Uno para el diario ABC que salió publicado el sábado y este otro, más detallado, que hoy aparece en El Correo hoy lunes. Aquí os lo dejo por si es de vuestro interés.

Oriente Medio vive instalado en la incertidumbre tras la decisión del presidente Donald Trump de reconocer a Jerusalén como capital de Israel. Una vez más, EEUU ha decidido respaldar las posiciones israelíes en uno de los asuntos más delicados del proceso de paz. Con esta medida, el presidente cumple una de sus promesas de la campaña electoral, pero a costa de poner en tela de juicio uno de los principios que ha guiado la política exterior norteamericana en las últimas siete décadas: la neutralidad en torno al futuro de Jerusalén. El movimiento de Trump también cuestiona el papel de mediador que ha venido desempeñando EEUU en el proceso de paz de Oriente Medio, ya que ha demostrado estar claramente posicionado a favor de una de las partes. Así las cosas, va a ser muy difícil que los palestinos vuelvan a confiar alguna vez en la honestidad de Washington.
Jerusalén recibirá su primera embajada: la de Estados Unidos.
Debe tenerse en cuenta, además, que los riesgos de esta decisión podrían superar con creces a sus posibles réditos. En los últimos meses, los líderes del mundo árabe han advertido una y otra vez al presidente norteamericano de que revisase su postura. Los aliados tradicionales de EEUU en Oriente Medio, entre los que se incluyen Arabia Saudí, Jordania o Egipto, han intentado persuadir sin éxito a Trump de que diera marcha atrás por temor a que este reconocimiento desestabilice aún más la región y refuerce a los movimientos extremistas. En esta tarea han contado con el apoyo de destacados miembros de los Departamentos de Estado y de Defensa norteamericanos, que también han recomendado congelar la decisión debido al daño que provocaría en la credibilidad de EEUU en Oriente Medio.
Todos estos esfuerzos han sido en vano y Trump se ha mantenido en sus trece. Para justificar su decisión, Trump ha señalado que tan sólo está reconociendo la realidad sobre el terreno, ya que la sede de gobierno israelí se encuentra en Jerusalén y dicha ciudad fue anexada formalmente por Israel por medio de la Ley Básica de 1980. Sin embargo, la ONU ha advertido una vez tras otra que dichas medidas que pretenden alterar el ‘statu quo’ de la ciudad carecen de cualquier validez jurídica, ya que han sido adoptadas de manera unilateral por la Potencia ocupante en una clara violación del Derecho Internacional. Reconocer como válidas las políticas de hechos consumados israelíes implica dar carta de naturalidad a la construcción de decenas de asentamientos ilegales, la expropiación sistemática de tierras, el desplazamiento de cientos de miles de colonos y la construcción del muro de separación. Eso es exactamente lo que ha hecho el presidente Trump, lo que sin duda alguna dinamita definitivamente el moribundo proceso de paz y coloca en una situación extremadamente delicada a la solución de los dos Estados por la que había apostado hasta ahora la comunidad internacional.

El último movimiento de Trump también es ilustrativo porque evidencia la manifiesta debilidad del mundo árabe. Ni Arabia Saudí ni tampoco Jordania, dos de los aliados regionales de EEUU, han conseguido hacer recapacitar al mandatario norteamericano, bien porque sus presiones no han sido tenidas en cuenta o bien porque no han sido lo suficientemente enérgicas. Tampoco debería pasarse por alto que la cuestión palestina ha perdido su centralidad en el mundo árabe y ha dejado de ser una prioridad para los nuevos dirigentes árabes, más preocupados por la fractura sectaria en Oriente Medio y por la conflictividad en Siria, Irak y Yemen que por el destino de los palestinos. Aunque se hayan anunciado a bombo y platillo la convocatoria de cumbres extraordinarias de la Liga Árabe y la Conferencia Islámica, lo más probable es que no vayan más allá de las habituales declaraciones de condena meramente retóricas. Los dirigentes árabes son los últimos interesados en añadir más leña al fuego o en agitar las calles, ya que dicha estrategia podría volverse en su contra y denunciar su inmovilismo. Por eso su objetivo inmediato no es provocar una escalada dialéctica, sino más bien apaciguar la tensión y esperar que las aguas vuelvan a su cauce.

No obstante, no convendría infravalorar la capacidad movilizadora de Jerusalén entre las poblaciones árabes y musulmanas. El futuro de la ciudad no es un asunto más en las negociaciones de paz, sino que su relevancia trasciende el marco palestino-israelí. Además de su dimensión política, tiene una importante carga simbólica motivada por acoger los lugares sagrados del judaísmo, el cristianismo y el islam, ya que la Ciudad Antigua alberga el Muro de las Lamentaciones, el Santo Sepulcro y la Mezquita del Aqsa, el tercer lugar más sagrado para los musulmanes tras La Meca y Medina. Por esta razón, su futuro no sólo afecta a israelíes y palestinos, sino también a millones de fieles de las tres religiones monoteístas distribuidos por todo el orbe.

Un último asunto a tener en cuenta es la frustración de la población palestina tras cincuenta años de ocupación y de abandono por parte de la comunidad internacional. Si algo han aprendido los palestinos en todo este tiempo es que están completamente solos y que nadie acudirá en su ayuda. También son conscientes de que no deben dar argumentos para que Israel aproveche la coyuntura para lanzar una nueva ofensiva militar contra la Franja de Gaza y recortar aún más la precaria autonomía vigente en Cisjordania. De ahí la imperiosa necesidad de evitar un choque de trenes que tendría un único perjudicado: los palestinos.

Comentarios

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  5. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  6. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  7. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  8. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  9. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  10. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  11. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares