Fuera de Irak ¿con la cabeza alta?

EEUU se retira de Irak. El blog de Jesús Núñez, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, en El País se pregunta, de manera expresiva, "Fuera de Irak ¿con la  cabeza bien alta?".

"Se entiende que las exigencias del guión obliguen a Barack Obama a sostener que Estados Unidos sale de Irak con la cabeza alta; pero la realidad desmonta inmediatamente ese forzado mensaje patriótico. Tras casi nueve años de una campaña militar ilegal (cabe recordar que a Kofi Annan su resistencia le costó el puesto) y basada en mentiras (la supuesta posesión de armas de destrucción masiva en manos de Sadam Husein) el balance es incuestionablemente negativo.

Lo es si se mira al número de víctimas mortales causadas- no solo los casi 4.500 soldados extranjeros, sino los más de 130.000 civiles que señala Iraq Body Count (otras fuentes elevan la cifra hasta rondar el millón de muertos). Lo mismo cabe decir si se tiene en cuenta el inmenso coste económico del esfuerzo bélico- que Joseph Stiglitz ha evaluado en no menos de tres billones de dólares-, causante de buena parte de la delicada situación deficitaria del país.
Estados Unidos ha manchado su imagen con prácticas indefendibles (Abu Ghraib) y no ha logrado su objetivo político de democratizar Irak. Una vez que comprobó que el peso de los factores identitarios religiosos, tribales y étnicos convertiría a Irak en un reducto inequívocamente chií, no tuvo reparos en saltarse las reglas del juego electoral para intentar contrapesar el dominio chií con la forzada presencia de kurdos y grupos suníes en todas las instancias de poder. A pesar de ello, no ha logrado conformar un gobierno lo suficientemente maleable- y de ahí la imposibilidad de prolongar su presencia militar en el país más allá de finales de este año. Ni los 15.000 efectivos (entre soldados, diplomáticos y contratistas privados) que ahora deja atrás alrededor de la mayor embajada que ha construido nunca, ni el gobierno liderado por Al Maliki le aseguran la defensa de sus intereses.

Quienes sí pueden andar con la cabeza alta (aunque la escondan a la opinión pública) son las compañías privadas de seguridad o de servicios- Blackwater y Halliburton son solo dos de las más conocidas- que han hecho de la campaña una de sus mayores fuentes de beneficios. También pueden hacerlo las empresas de hidrocarburos y de construcción que han contado con el apoyo de Washington para hacerse con jugosos contratos.

Pero por encima de todas ellas quien apenas puede esconder una sonrisa es Irán. El régimen iraní entiende que Washington le ha librado de su principal adversario en la búsqueda del liderazgo regional que ansía desde hace décadas. Hoy, la extrema debilidad de Irak -con un gobierno en el que la influencia iraní es, por otra parte, bien notable- y el empantanamiento de EE UU en otros escenarios (Afganistán entre ellos) le otorga una ventaja que puede ser definitiva en su afán por asegurar su supervivencia (frente a las amenazas de Tel Aviv o el propio Washington) y por verse reconocido como el actor de referencia en la región. Aunque no está en condiciones de imponer totalmente su agenda, Teherán está más cerca que nunca de alcanzar su objetivo de dominar la escena geopolítica desde el Golfo Pérsico hasta el Mediterráneo (Siria y Líbano incluidos). Menudo balance".

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