Reformas en Marruecos

Cuando las barbas de tu vecino veas recortar, pon las tuyas a remojar. Esto es lo que debe habe pensado Mohamed VI, quien ayer anunció una serie de reformas orientadas a neutralizar las movilizaciones populares. La reforma constitucional que será sometida a referéndum popular irá encaminada a reducir algunas de sus prerrogativas, entre ellas la designación real del primer ministro. A partir de ahora, éste tendrá que pertenecer al partido más votado y ademá será "el jefe efectivo del poder ejecutivo y tendrá plena responsabilidad sobre el Gobierno y la Administración pública". Según parece, el rey también renuncia a la designación de los denominados ministros de soberanía (Interior, Asuntos Exteriores, Justicia y Asuntos Religiosos).

Hace unos días, el excelente servicio de traducción Al-Fanar nos ofrecía un excelente artículo de Hasan al-Aashi titulado "Marruecos en el camino de la reforma" y publicado originalmente en el diario Al-Hayat:

"En Marruecos reina una situación de espera y de expectación. Todos aguardan la respuesta del rey Mohamed VI a las demandas de los participantes en las manifestaciones pacíficas del 20 de febrero que se vivieron en más de cincuenta ciudades marroquíes. Son las mismas reivindicaciones de un grupo de partidos políticos que emitieron comunicados de solidaridad y apoyo el Movimiento del 20 de Febrero. De igual modo, durante una reunión celebrada tras las manifestaciones, una asociación de empresarios hacía un llamamiento a la necesidad de acelerar el ritmo de las reformas políticas y económicas, de luchar contra la corrupción y de reforzar la independencia de la justicia. Parece que hay un semiconsenso sobre la necesidad de que haya un salto cuantitativo en la escena política e institucional marroquí de forma dócil y pacífica y que acompañe a las aspiraciones de amplios estratos de la sociedad para evitarle al país los errores que han causado un gran número de muertos en países árabes vecinos.

A excepción de algunas noticias no confirmadas sobre una serie de reformas calificadas de profundas que podrían ser anunciadas en breve, la espera sigue dominando la situación. En cuanto a las medidas adoptadas por el gobierno, cuya destitución piden los manifestantes, y que fueron anunciadas de forma precautoria pocos días antes del 20 de febrero, éstas se quedan en arena en los ojos y no están al nivel del momento histórico. El gobierno, por una parte, decidió elevar el presupuesto destinado a subvencionar los productos alimenticios básicos y los carburantes de dos a cuatro mil millones de dólares a fin de acompañar el aumento de los precios de los productos subvencionados en los mercados internacionales. Por otra parte el gobierno prometió crear nuevos puestos de trabajo en el sector gubernamental para contratar a los jóvenes desempleados y a los diplomaos universitarios.

No obstante, estas medidas no responden a las demandas esenciales de las manifestaciones y además tienen un efecto muy limitado y pueden incluso tener un efecto contrario o inapropiado. Además, las subvenciones de productos de primera necesidad como la harina o el azúcar se transfieren en su mayor parte a los bolsillos de los mediadores de los dueños de molinos y panificadoras sin que el efecto llegue al consumidor final. Algunas industrias que se benefician de las subvenciones al azúcar exportan sus productos al extranjero, lo que impide que las familias marroquíes se beneficien de ellas. Además de esto, un reciente estudio oficial demuestra que los grupos con poder adquisitivo, especialmente en las ciudades, son los que más se benefician de la parte insignificante de subvenciones que llega a las familias marroquíes a costa de las familias necesitadas que viven en el campo en un porcentaje del 70%.
A pesar de los numerosos errores del sistema de ayudas al consumo en Marruecos, el gobierno no ha podido reformarlo de modo que se pueda dar un mejor uso al dinero público. A modo de comparación, el presupuesto anual de ayudas al consumo en Marruecos en los últimos años se ha comido de media el equivalente a quince veces la cantidad destinada a la lucha contra la pobreza en las zonas marginadas.

La creación de puestos de trabajo en el sector público que no van acordes a las necesidades ni tienen en cuenta las capacidades reales de los demandantes de empleo, puede representar una carga para los presupuestos del Estado y puede mandar señales engañosas a quienes se incorporan al mercado laboral, a saber, que el Estado garantiza el derecho de contratación a los diplomados, lo que les disuade de buscar un empleo en el sector privado y les anima a manifestarse y a hacer huelgas para obligar al gobierno a hacer concesiones.

Las reivindicaciones de los manifestantes confirman la necesidad de acelerar reformas estructurales que contribuyan a crear un clima adecuado para la inversión, la contratación y una vida digna, lo que se puede conseguir de la siguiente manera:

- Realizar reformas constitucionales que concedan amplias competencias al gobierno y al Parlamento, confirmar la división de poderes y que el primer ministro en solitario asuma la responsabilidad de los resultados de sus políticas y sea interpelado y rinda cuentas en el Parlamento.

- Trabajar de un modo serio y con la firmeza requerida a fin de reformar la justicia y conseguir su independencia para garantizar la soberanía de la ley y aplicar sus sentencias de una forma equitativa entre todos los ciudadanos sin tener en cuenta su capacidad económica ni su posición en la pirámide de poder.

- Combatir toda forma de corrupción a través del refuerzo de los aparatos de control y del fin del fenómeno de la impunidad. Esta reivindicación exige un seguimiento serio de los informes del Tribunal Supremo de Cuentas, además del refuerzo del papel del aparato de prevención de la corrupción a nivel legal y económico para que desempeñe su papel de forma eficaz.

Marruecos ha tenido la experiencia de la Entidad de Equidad y Reconciliación creada por Mohamed VI para investigar los excesos y arbitrariedades cometidos por el régimen contra los ciudadanos en las pasadas décadas. También se organizaron sesiones en las que se escuchó a las víctimas y el Estado destinó recursos financieros para compensarlas por parte del daño que se les hizo. ¿Conservará ahora Marruecos su carácter pionero de marcha hacia la democracia anunciando reformas políticas esenciales que den un nuevo impulso a la labor política y un sentido verdadero a las elecciones y a la labor parlamentaria y gubernamental?"

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