El tercer gobierno Netanyahu

El Informe Semanal nº 834 de Política Exterior analiza brevemente la composición del nuevo gobierno dirigido por el primer ministro Benjamin Netanyahu. Destaca su carácter laico y su ideología ultranacionalista. Con estos mimbres parece del todo improbable la reanudación del proceso de paz. De hecho, uno de los principales integrantes de la coalición gubernamental -Casa Judía- exige la inmediata anexión del 60% de Cisjordania, las zonas C todavía bajo control de la Potencia ocupante, y la intensificación de la colonización.

"Por tercera vez en su carrera política, Benjamin Netanyahu ha formado gobierno en Israel, esta vez presidiendo una amplia coalición dominada por el conservador Likud-Beiteinu y con la participación del moderado Yesh Ativ (Hay Futuro) y Habayit Hayehudi (Casa Judía) y Hatnuah (Movimiento), organizaciones sionistas laicas que han permitido a Netanyahu desembarazarse del apoyo de los partidos religiosos, habituados a arrancar subsidios y prebendas al gobierno a cambio de sus votos.

El hecho de que Netanyahu anunciara el acuerdo pocos días antes de la primera visita de  Barack Obama a Israel, indica las dificultades que tuvo para conformar el “cuatripartito”. El tándem Netanyahu-Avigdor Liebermann, líder de Beiteinu, ha salido tocado de la aventura en la que se embarcó al adelantar las elecciones. En un Parlamento de 120 escaños, hoy ambos solo tienen 31 diputados (antes 42), mientras que en un gabinete recortado a 22 carteras, solo retienen 11, frente a las 20 anteriores.

Su partido ha tenido que ceder cinco carteras a  Yair Lapid, líder de Yesh Ativ, otras cuatro al grupo del ultranacionalista Naftali Bennett y otras dos a Kadima de Tzipi Livni, que será la nueva ministra de Justicia. Por primera vez desde 2005 no habrá ningún representante de los grupos ultraortodoxos en el gabinete. Pero aunque Shas y Yahadut Hatorah (que antes tenían cuatro ministerios) quedan fuera del gobierno, los defensores de los intereses de los colonos tendrán bajo su control el ministerio de Vivienda, que gestiona la expansión de los asentamientos en Cisjordania.
Bennett quiere, entre otras cosas, que Israel se anexione el 61% de la llamada área “C” de Cisjordania, bajo jurisdicción militar israelí y que incluye el valle del Jordán, y que el resto de los 2,6 millones de palestinos quede bajo sus propias administraciones municipales en las ciudades y localidades donde son mayoría. El propio Lapid, considerado un centrista en Israel, escogió para su principal discurso de campaña la Universidad de Ariel, situada en uno de los más controvertidos asentamientos judíos en Cisjordania. Su número dos en la Knesset es un rabino que vive en un asentamiento.

La atención a los asuntos internos va a ser la prioridad del nuevo gabinete. En 2012, por primera vez desde 1973, ningún judío israelí murió como resultado de la violencia palestina, por lo que la ocupación ha dejado de estar entre las principales preocupaciones de los israelíes. Los colonos no se sienten aislados de Israel debido a la densa red de carreteras e infraestructuras –varias de ellas para su uso exclusivo– que les une a su país.

En el frente exterior, nada indica que la nueva coalición vaya a plantear un cambio de rumbo significativo. Todo dependerá de cómo maneja Netanhayu las diferencias entre quienes demandan la anexión del Área  C y quienes piden una nueva negociación con los palestinos, lo que le permitirá presentarse como un árbitro en el gabinete mientras mantiene la estrategia de hechos consumados en los territorios ocupados. Incluso en ese terreno, el perfil más centrista de sus nuevos compañeros de viaje le posibilitarán absorber con más facilidad las presiones y críticas que pueda recibir de Obama".

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