La UE ante la crisis egipcia

Sobre la crisis en Egipto, he publicado un memorando en el Observatorio de Política Exterior de la Fundación Alternativas con el título: "La revolución democrática árabe: el nuevo rol de la UE". Lo que siguen son algunos extractos en torno al papel de la UE:

"La comunidad internacional no ha estado a la altura de las circunstancias. El silencio de la mayoría de los países europeos ante la represión de las manifestaciones pacíficas ha sido esclarecedor y ha reforzado la imagen de una UE con un doble discurso que, por una parte, echa mano a la retórica de la democracia y los derechos humanos cuando le conviene y, por la otra, se alinea con las dictaduras que oprimen a sus pueblos con el pretexto de que sirven de muro de contención al radicalismo islámico. Dicha posición contradice los valores europeos, pero también el Tratado de Lisboa, que demanda que la acción exterior europea se base “en los principios que inspiraron su creación”, entre ellos los que se cuenta la universalidad de los derechos humanos.

Como resultado de esta actitud, la credibilidad de la UE podría quedar erosionada en el Magreb y Oriente Medio y, probablemente, tardará mucho en recuperarse a tenor de los posicionamientos de los responsables de su política exterior, que han ido en esta ocasión a remolque de la posición norteamericana. Por el contrario, la Administración de Obama ha sido capaz de adaptarse con rapidez a la nueva coyuntura: mientras Francia ofrecía asesoramiento para acallar la ‘revolución de los jazmines’, EEUU presionaba a los militares para que no sofocasen por la fuerza las manifestaciones.

También en Egipto, EEUU ha dado las pautas a seguir al demandar “una transición ordenada de poder” y “unas elecciones libres y justas”. Sólo entonces, la UE ha reaccionado. Catherine Ashton manifestó que “la UE está a favor de una transición ordenada y de que se reconozcan las aspiraciones legítimas del pueblo egipcio”. Tras siete ‘días de la ira’, el Consejo de Ministros de Exteriores europeos reclamó, a su vez, “un diálogo serio y amplio con todas las fuerzas políticas” para abrir un proceso de “transición ordenada basada en un gobierno de amplia base que cree las condiciones para unas elecciones libres y limpias”.

Como debería saber la comunidad internacional, la posibilidad de que los actuales dirigentes árabes emprendan reformas de calado es limitada y, si lo hacen, no irán demasiado lejos dentro del marco autoritario actual, tal y como ocurriera con la primavera democrática registrada en la década de los ochenta que se cerró tan pronto como se aligeró la presión internacional. Desde el golpe militar de 1952 no se han celebrado ningunas elecciones libres en Egipto, por lo que lo máximo que cabría esperar del régimen es que ofreciese una mayor presencia de la oposición en el Parlamento.

La actitud de la UE en las próximas semanas será central para determinar su relación futura con el mundo árabe. Si no quiere perder el tren, será imprescindible que Europa pierda el miedo a los islamistas, que en estos últimos veinte años se han distanciando de sus reivindicaciones maximalistas para aceptar la pluralidad de las sociedades árabes, aunque es evidente que todavía les queda un largo camino por recorrer. De ninguna manera puede volver a repetirse el boicot europeo ante la victoria del FIS y de Hamas en las elecciones argelinas de 1990 y palestinas de 2006.

El mundo árabe está derribando ahora su propio muro de Berlín y librando una singular batalla por la implantación de la democracia. Los países occidentales deben elegir en que lado quiere estar: en el de las dictaduras autoritarias sin legitimidad popular o en el de los emergentes regímenes democráticos que empiezan ahora a configurarse, a pesar de las muchas incógnitas que genere el proceso de transición que ahora arranca.

Comentarios

  1. Hola Ignacio:
    Muchas gracias por hablar tan claramente sobre lo sucedido en Egipto. Pero me quedan varias dudas, no de lo escrito por ti, sino de lo que he ido escuchando en la radio estos últimos días.
    Comentan el miedo a que ganaran las posibles futuras elecciones los Hermanos Musulmanes, aduciendo para ello, que es Irán quien los financia. Que yo sepa, se fundaron en Egipto, y son de confesión sunní, no chií, como Irán. Además, dudo que los egipcios se dejaran dominar por los persas. Sinceramente esto me parece que está enfocado a apoyar un posible nuevo régimen igual al actual, para no sufrir el dominio islamista, que tanto miedo "nos" da.
    Las posiciones de los países ricos están claras, hacen lo que más beneficie su comercio exterior, el balance comercial. Lo cual, si hay que pasar por encima de los Derechos Humanos, se pasa y punto, todo sea por la "pasta". Y la UE, como siempre, tiene más miedo a actuar, que a verlas venir, que es lo que hace.

    Y yo digo, ¿realmente es tan malo que gobernaran partidos islamistas, cuando en los países ricos lo hacen partidos cristianos generalmente? Y por otro lado, parece que si fueran democracias de corte occidental, perderían parte del dominio que tienen sobre los actuales regímenes.
    La geopolítica es muy complicada! Grácias por hacernosla más facil, al menos la de Próximo Oriente.

    Salut

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