Al-Qaeda sin Bin Laden

A continuación os envío la reflexión de urgencia que he escrito para el grupo Vocento sobre el asesinato de Osama Bin Laden y los escenarios que ahora se abren en Al Qaeda. El artículo lleva el título: "Al Qaeda sin Bin Laden".

La muerte de Bin Laden, el enemigo número uno de Estados Unidos, representa sin duda un duro golpe para el movimiento yihadista, pero el testigo queda en las manos de quien, desde la sombra, manejaba los hilos de la organización: Ayman al Zawahiri. Debe descartarse, por lo tanto, un cambio radical de su estrategia y, mucho menos, su desaparición inmediata.

Al Zawahiri es el ideólogo de la organización terrorista desde su irrupción en 1988. El médico egipcio fue quien, diez años más tarde, planteó la estrategia de ‘golpear al enemigo lejano’ que contemplaba los ataques tanto en suelo norteamericano y europeo. Ese año emitió una fatwa contra los judíos y los nuevos cruzados en la que llamaba a “todo musulmán a cumplir la orden de Dios de matar a los estadounidenses, ya sean militares o civiles, y destruir sus bienes en cualquier lugar y en cualquier momento, cuando y donde la situación lo permita”.
 
La herencia que deja Bin Laden es pobre. Los dos principales objetivos de Al Qaida eran desarrollar una yihad global contra Occidente a través de la masiva movilización  popular e instaurar un califato moderno regido por la sharia desde Granada hasta Qashgar, en el Xinjiang chino. Para ello contemplaba tanto derrocar a los gobernantes árabes, a los que tachaba de impíos y corruptos, como atacar a los nuevos cruzados y los judíos, a los que acusaba de conspirar contra el islam. Nada de ello se ha conseguido.

Es más: el mensaje fanático y ultraviolento de Al Qaida ha provocado un rechazo generalizado de la población musulmana, tal y como constatan las encuestas realizadas en la última década. No nos debe extrañar pues que, con estas credenciales, Al Qaida haya sido expulsada, una tras otra vez, de todos sus santuarios. Primero de Sudán y Afganistán y, después, de Arabia Saudí e Irak. Hoy en día, el millar largo de combatientes de los que dispone Al Qaeda sobrevive, a duras penas, en la zona montañosa de Waziristán o en áreas donde el estado está ausente (como en el Sahel, Yemen y Somalia).

Lo que es aún peor. Las revoluciones prodemocráticas que azotan el mundo árabe han dado la última puntilla a Al Qaida al demostrar que es posible acabar con los dictadores árabes a través de la movilización pacífica y de la resistencia civil y no, como propugnaba Bin Laden, mediante el terrorismo y la yihad.

Comentarios

  1. Enhorabuena por el Artículo Ignacio.

    ¿Es por tanto, ahora, Al Zawahiri, el posible continuador de las acciones terroristas de la banda, y cabría esperar de este nuevo período que se abre en Al Qaeda que sus acciones se endurezcan, pese a encontrarse en un momento en el que simpatizan muy poco con la gente debido al éxito de las revoluciones pacificas?

    Un saludo!

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  2. Se endurecerían si tuvieran capacidad operativa real, cosa que dudo mucho. Mi impresión es que puede haber algún ataque puntual y localizado, pero a la larga Al-Qaeda ha perdido su razón de ser no ya sólo por la muerte de Bin Laden, sino porque las revoluciones populares la han condenaddo al ostracismo!

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