Marruecos: un país más del Golfo

Hace unos días, el Consejo de Cooperación del Golfo sorprendió a propios y extraños al ofrecer a Marruecos la posibilidad de incorporarse al Consejo. Esta decisión, sorprendete en términos geopolíticos, dado que Marruecos tiene salida al mar Mediterráneo y al Atlántico, pero no al Golfo Pérsico se inscribe en la necesidad de las monarquías de hacer un frente común ante las revoluciones populares árabes.

El boletín del servicio de traducción Al-Fanar traduce el artículo de opinión "El error del Golfo al ampliar el CCG con Jordania y Marruecos" de Satea Nureddine.
 "Si no nos equivocamos, la decisión del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) de invitar a Jordania y Marruecos a incorporarse a su Consejo será una de sus decisiones políticas más extrañas y polémicas, y provocará muchos interrogantes sobre el trasfondo de este paso dado por un bloque regional del que solo destaca su carácter tradicional conservador que le ha concedido una larga vida, una buena conciencia y mucha envidia.
La primera impresión que deja esta asombrosa decisión es la de que los regímenes monárquicos árabes han considerado que ya es hora de formar un bloque para hacer frente a las revoluciones populares que invaden todo el mundo árabe, a excepción de las monarquías o los emiratos, y también para actuar como un frente unido ante las amenazas iraníes que están llegando realmente a las puertas orientales del mundo árabe, pero que nunca llegarán a la puerta occidental, aunque Rabat anunciara hace unos años que había abortado un intento de irrupción chií en el reino marroquí.
No hay nada de lo que extrañarse en la invitación del reino jordano al club del Golfo porque este país siempre ha sido el séptimo miembro no declarado con el que se contaba en muchos asuntos políticos, militares y de seguridad. La exclusión de Jordania del consejo constituido en 1981 fue un error que hirió al rey de Jordania, Husein Ben Talal, quien intentó después vengarse durante la invasión de Kuwait por Iraq en 1990.
Saltar de una vez a Marruecos carece de toda lógica. Si el motivo es la naturaleza del gobierno, la monarquía no es algo exclusivo de los monárquicos. En el mundo árabe hay repúblicas hereditarias más monárquicas que las propias monarquías y los emiratos familiares. Si el motivo de la ampliación del CCG hasta las orillas del Atlántico es proteger el trono marroquí, imaginamos que este paso del Golfo no frenará el proyecto de reformas planteado por el rey Mohamed VI, y considerado hasta la fecha el proyecto de reformas árabe más desarrollado y atrevido. Tal vez este paso pueda poner en situación crítica a su trono y constituir una provocación a su pueblo, algo que explica su rechazo a esta iniciativa.
La sabiduría del Golfo siempre ha abogado y aboga por que el salto fuera menos amplio; allí cerca está Yemen que estuvo llamando a la puerta del CCG desde su creación sin recibir ninguna respuesta hasta dejar de ser un jardín pobre del Golfo para convertirse en un centro de amenazas a la seguridad interna de los seis países miembros y en un exportador del terrorismo a todo el mundo árabe e islámico, amén de la posterior revolución popular que obligó a los países del Golfo a reconocer su programa que contempla derrocar el régimen del presidente yemení, Abdalá Saleh, y construir un gobierno democrático, teóricamente más progresista que todos los regímenes del Golfo.
La inteligencia del Golfo siempre ha abogado y aboga por que el salto fuera una apuesta valiente hacia Iraq que ahora sí está en manos de Irán bajo el pretexto de la simpatía perdida entre los líderes del CCG y su primer ministro actual, Nuri Maliki, aunque cabe destacar que su mayoría chií no está ni a favor del régimen ni con la hegemonía iraní, ya que no puede separarse de su entorno árabe, cualesquiera que sean las dificultades. Seguro que hay un error en la decisión del Golfo".

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