Cuenta atrás en Siria

Hoy empiezo mi colaboración semanal con The Objective, un nuevo fotoperiódico digital que ha puesto en marcha un grupo independiente de periodistas, fotógrafos y editores gráficos. ¡Toda la suerte en esta nueva aventura! Mi primera reflexión lleva el título "Cuenta atrás en Siria" y está necesariamente marcada por la actualidad.
 
No pasa un día sin que Obama, Hollande o Cameron se pronuncien en torno a la necesidad de dar una contundente respuesta al ataque con armas químicas registrado en los alrededores de Damasco el pasado 21 de agosto. Estas declaraciones nos recuerdan que el ataque a Siria por parte de EEUU es cada vez más inminente. Hoy será el G-20 el que se pronuncie al respecto y Rusia volverá a manifestar de nuevo sus reservas. La próxima semana le tocará el turno al Congreso estadounidense y todo parece indicar que demócratas y republicanos unirán sus fuerzas para respaldar una operación militar limitada que poco o nada contribuirá a desequilibrar la balanza de la guerra civil siria.
 
El objetivo de esta operación sería lanzar un mensaje a Siria y al resto de los denominados Estados canallas (léase Irán y Corea del Norte) para que no recurran a su arsenal de armas de destrucción masiva en el caso de encontrarse en apuros. EEUU también pretende, con este movimiento, recuperar parte de la credibilidad perdida después de dos años y medio de inacción, tiempo en el cual la contienda se ha cobrado más de 100.000 víctimas. Difícil empeño.
 John Kerry claims that
Disparar el primer misil es sencillo, pero una vez abierta la caja de Pandora las derivaciones que puede adquirir la crisis siria son imprevisibles. Probablemente será la población civil quien pagará el precio más elevado; ya sea por culpa de los mal llamados ‘daños colaterales’, ya sea porque el régimen descargue su ira contra ella ante su manifiesta incapacidad para golpear directamente a EEUU. En cualquier caso debe descartarse que, como anuncian los más agoreros, la crisis incedie el conjunto de la región, ya que es dudoso que Irán y Hezbolá quemen sus naves abriendo un frente conjunto contra EEUU. Así las cosas, el éxodo masivo de la población parece estar servido. De hecho, decenas de miles de sirios ya han abandonado sus hogares en los últimos días buscando un refugio seguro en los países del entorno. Se unen, así, a los más de dos millones de refugiados sirios que malviven hacinados en míseros campamentos esperando un retorno cada vez más incierto.
 
A estas alturas parece claro que la solución del conflicto sirio no vendrá de la mano de una acción punitiva unilateral. Que EEUU recurra, una vez más, a las armas en lugar de a la diplomacia pone en evidencia su incapacidad para afrontar una problemática regional que crece como una bola de nieve. El fallido proceso de paz, la frustrada Primavera Árabe, el avance del programa nuclear iraní, la expansión del movimiento salafista o el renacimiento de al-Qaeda evidencian a las claras el fracaso de las políticas norteamericanas en Oriente Medio. Un ataque unilateral sin aval del Consejo de Seguridad no parece ser la mejor manera de recuperar el terreno perdido en las últimas décadas.

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