Elecciones tunecinas

Ayer se celebraron elecciones para elegir una Asamblea Constituyente en Túnez con una participación superior al 70% del censo electoral. Según todos los pronósticos será al partido islamista an-Nahda quien se alzará con la victoria, aunque habrá que esperar hasta mañana para conocer los resultados definitivos. Sobre las peculiaridades del sistema electoral tunecino puede leerse el análisis publicado por Daniel Marx en el Observatorio Electoral del TEIM: "Guía técnica: el marco electoral y sus consecuencias para la elecciones constituyente de octubre de 2011".

"El sistema adoptado para estas elecciones es un sistema de representación proporcional por listas cerradas con adjudicación de los escaños por el método de restos mayores. Tras esta decisión hay un deseo evidente de romper definitivamente con las caricaturescas elecciones del antiguo Régimen, en el que, gracias al sistema mayoritario de listas, el ganador se llevaba todo, el RCD (o sus encarnaciones anteriores) ganaba cada uno de los escaños en todas las circunscripciones del país cada vez que había elecciones. En la etapa post revolucionaria, la prioridad de la ISIE ha sido asegurar que ocurra lo contrario: que ninguna tendencia política significativa quede excluida de la nueva asamblea. Esto tiene sentido: si la nueva Constitución va ser el resultado de un consenso político, la composición de la Asamblea debería ser lo más pluralista posible.

En total, 1.570 listas han sido validadas. De ellas, 790 son de partidos políticos, 79 de coaliciones de partidos y un asombroso 701 son de grupos de independientes. En conjunto, son más de 11.000 candidatos compitiendo por tan sólo 217 escaños (es decir una media de más de 50 candidatos por escaño). Este número tan exagerado es la consecuencia de una ley electoral que requiere que cada candidato sea miembro de una lista con el mismo número de candidatos como escaños en juego en su circunscripción.

Aunque el tema de los partidos políticos y el de quienes se presentan y quienes no a las elecciones será analizada en la segunda parte de este análisis, cabe mencionar aquí la prohibición de presentarse como candidatos que afecta a unos estimados 14.000 a 18.000 individuos vinculados con el antiguo Régimen4 . Estos incluyen todos los miembros de los sucesivos gobiernos de Ben Alí, los altos cargos del RCD a nivel nacional y local, y todos aquellos que forman parte de la lista de Mounachidine - los que instaron públicamente a Ben Alí presentarse de nuevo en 2014.

Los medios de comunicación han recogido dos elementos adicionales de la ley electoral que son llamativos pero ilusorios: la paridad absoluta en las listas electorales con la alternancia hombre/mujer, y el requisito de que cada lista incluya como mínimo un candidato menor de 30 años. No obstante, el altísimo número de listas en competición además del sistema proporcional, significa que la mayoría de las listas sólo pueden aspirar a ver elegido su primer candidato. El número realmente importante por tanto será cuantas listas estén encabezadas por mujeres: un deprimente 5%.
La configuración de la Asamblea Constituyente
Es posible, basándose únicamente en el marco legal de estas elecciones hacer una serie de predicciones sobre la configuración de la futura Asamblea. En primer lugar con casi toda seguridad va ser una institución dominada por hombres mayores de 40 años - es decir, que no representará en absoluto la realidad de la sociedad tunecina. La exclusión de los jóvenes es particularmente preocupante. Primero, porque más del 50% de la población es menor de 30 años6 y segundo, porque es la juventud - sobre todo la juventud desempleada - la fuerza motriz de la revolución. Una asamblea que no represente los intereses de los jóvenes será una receta para el desastre. En segundo lugar, el tamaño geográfico de los distritos, más el esmero en aumentar su magnitud (concediendo más escaños a las gobernaciones menos poblados) debería ayudar a restringir la perpetuación de bastiones regionales operados por antiguos clientes del RCD. Forzados a formar alianzas, su presencia en la Asamblea debería quedarse limitada. En tercer lugar, aunque el sistema proporcional garantizará el pluralismo, también conducirá sin duda a una Asamblea muy fragmentada donde obtener una mayoría va ser complicado, en el mejor de los casos. Y aunque la búsqueda de consenso entre diferentes grupos es probablemente el mejor escenario posible para la redacción de una nueva Constitución, una asamblea fragmentada también hace prever la formación de alianzas, acuerdos entre bastidores y teje manejes que están a años luz de los ideales democráticos de la revolución. De hecho, las maniobras comenzarán de inmediato sobre quien será nombrado presidente o quienes ocuparan puestos en un futuro gobierno. Si estas maniobras se prolongaran excesivamente o se deterioraran en algún tipo de desacuerdo, se pondría en duda la legitimidad de la Asamblea, por no mencionar el futuro de la propia transición".

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