Haizam Manna sobre la revolución siria

Traducciones de la Revolución Siria nos ofrece este texto de Haizam Manna` titulado "La verdad es la más honorable creación revolucionaria", líder del Comité de Coordinación Nacional para el Cambio Democrático, en el que refelxiona con amargura de la evolución de la revuelta siria y de la división de la oposición al régimen.

" [...] La pregunta ahora es a dónde vamos. Es una pregunta muy legítima, porque la revolución no es un pasaporte para reproducir la represión, la crueldad, la tortura o la mentira, sino una fortaleza impenetrable en contra de su mantenimiento y no se puede hablar de una revolución, sectarismo y confesionalismo al mismo tiempo, o hablar de la resistencia civil y de la destrucción del armamento pesado del ejército.

Por eso, no me he callado ante los métodos que seguían los activistas islamistas y laicistas, y me dolía que se convirtieran en moneda corriente, critiqué la corrupción del dinero político, que se ha convertido en parte de la lucha por la influencia interior y exterior, o la decadencia de las alianzas y enemistades regionales y pugnas internacionales que nos han convertido en peones de un juego cuyo último interés es la construcción civil y democrática en Siria y la región.

Tras un año, el poder dictatorial ha dado lo peor de sí mismo en lo que ha crímenes contra la humanidad se refiere y ahora vemos a sectores de las víctimas perdiendo el rumbo que detiene el círculo vicioso que ha creado el poder securitario y despótico para empujar al reprimido a la ética del represor, a la víctima hacia el cuerpo del verdugo y que convierte a los medios de la dictadura en los medios de los revolucionarios…
Manifestaciones enteras en las que no oímos una sola palabra sobre el derrocamiento del régimen o el edificio de la dictadura, sino que vemos ataques contra el luchador o los luchadores que han luchado contra la dictadura durante medio siglo, mucho antes de que algunos de los que se dicen revolucionarios pasaran de adoptar posturas vergonzosas a clasificar a la gente como infieles y traidores. Aún más, supervisan directamente el ejército electrónico que se dedica a destruir la imagen de los símbolos gigantes y embellecer las de los enanos ante las puertas que consideran grandes porque ellos son pequeños.

El levantamiento, que es y sigue siendo una revolución para mí, es una reconstrucción del ser humano, el Estado y la nación. Es el grito de la ciudadanía contra la sumisión generalizada que engendró la dictadura, el fin de los caminos que asfaltó el despotismo, y el inicio de una ética que nos da la capacidad revolucionaria de volver a confiar en el bien, la verdad, la solidaridad, la hermandad, la unidad nacional y la cohesión nacional entre los componentes de la sociedad única.

El pueblo sirio tuvo la suerte de presenciar la desgracia iraquí y las secuelas de tener que tener que convertirse en refugiado, también ha visto lo que sucedió y sucede en Libia y los costes humanos (más de 50.000 muertos y 330.000 heridos) y materiales. También han oído lo que pasó en Yemen (donde Al-Qaeda sigue asesinando soldados hasta hoy) y ha visto la diferencia entre el pacifismo de la revolución y una revolución armada. Pero hay quien decidió hace tiempo, concretamente desde la conferencia de Antalya, que debíamos, como sucedió en Libia, cambiar el sueño y la bandera, aunque no hubieran cambiado muchos de los ministros. Como sucedió en Iraq, se mezcla entre los de Saddam y el ejército iraquí, y como sucede en Bahréin, se quiere que entren fuerzas no sirias, pero esta vez para apoyar a los revolucionarios, no al poder.

La hipocresía es ahora moneda corriente, negociar el precio es una condición necesaria para no ser acusado de ser un shabbih o un colaborador. La demagogia es la única ideología que une al salafista con el partidario de los Hermanos Musulmanes o con el liberal en un proyecto único y una única forma de hablar. El poder securitario ha jugado con destreza al juego de dejar a la revolución sin sus líderes y sus cuadros de base, deteniendo y asesinando a lo mejor que ha dado la revolución, y ha metido a un importante sector en el juego de reproducción de sus sucios métodos [...].
No hay duda de que estamos en un punto de inflexión existencial y no en una etapa cotidiana del presente y el futuro de Siria. Es esta una etapa que exige grandes líderes y posturas rotundas, una etapa en la que no se construyan los cimientos políticos y populares sobre la venta de ilusiones y el comercio con mentiras y miserias. Una etapa en la que se lave la sangre contaminada con la peste de la dictadura para convertirla en un proyecto democrático de fuerzas centrífugas para la mayoría efectiva de Siria.
Los partidarios de la democracia están en retroceso en las calles, mientras aumenta un nuevo discurso extirpador, del mismo modo, aquellos se retrotraen en sus casas, dando paso a favor su negatividad introvertida y temerosa de sí misma, de quienes la rodean y del cambio. La guerra civil no es un espantajo que utilizan los portavoces del régimen, sino que el contexto objetivo la ha petrificado en los pechos de nuestro pueblo. En 1858, Matanius Shahin se levantó contra el feudalismo para crear una nueva sociedad justa que no pecase contra sus componentes en Líbano. Dos años después, las fuerzas contrarias lograron transformar eso en un enfrentamiento sectario abierto entre los libaneses.

Para que los historiadores no escriban dentro de varios años sobre la revolución siria abortada, nuestro deber es salvaguardar los valores de la revolución y tener la valentía de enfrentarnos contra todos los miembros de la contrarrevolución".

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