La nakba según Pappe

La pasada semana se celebró el anivesario de la nakba. Desde hace 63 años, los casi cinco millones de refugiados palestinos esperan la aplicación de la resolución 194, que llama al retorno e indemnización de los refugiados que fueron expulsados de sus hogares por las fuerzas militares israelíes. El año pasado, el historiador israelí Ilan Pappe publicó este artículo que ahora recuperamos titulado "Nakba 2010" en el diario El Pais.

"A medida que pasan los años resulta cada vez más evidente que el mayor desafío al que debemos enfrentarnos es el triste hecho de que la Nakbah no ha terminado. Y cuando digo "debemos" me refiero a todos aquellos que individualmente o como miembros de algún colectivo hemos aceptado la responsabilidad de mostrar al mundo nuestra solidaridad con el pueblo palestino y nuestra determinación de poner fin a su opresión. De explicar y presentar la catástrofe de 1948 como un proyecto de desposesión de todo un pueblo que no ha terminado todavía y que si no hacemos algo para detenerlo -cosa que aún no hemos logrado- alcanzará, ineludiblemente, sus últimas y siniestras metas.

En la aldea de Tantura las fuerzas israelíes asesinaron a 200 hombres de entre 13 y 30 años. La demolición hoy de hogares palestinos en Jerusalén prosigue las destrucciones de 1948. Recientemente hemos sido testigos de un cambio de actitud en algunos países occidentales, incluyendo a los Estados Unidos. No obstante, ninguna de las élites emergentes parece tener el mínimo interés en enfrentarse a Israel o a sus atroces políticas. Sin embargo, y a diferencia de sus gobernantes, la opinión pública de estos mismos países ha dado muestras de comprender mucho mejor la situación y de estar dispuesta, además, a enfrentarse a ella.

Ahora bien, nada de esto es suficiente cuando los principales medios de comunicación continúan considerando, en el mejor de los casos, la Nakbah como una simple disputa iniciada allá por 1967 entre dos contendientes iguales y, en el peor, como un problema menor que conviene delimitar evitando en todo caso que vaya a más, pero sin ninguna intención de resolverlo.

Hay que reconocer que nuestra tarea no resulta fácil debido, principalmente, al extraordinario éxito que obtuvieron en su día las maniobras de desposesión llevadas a cabo por el Estado de Israel al ocupar el 80% de la tierra palestina consiguiendo expulsar, de esta forma, a más de la mitad de la población autóctona. Gracias a la magnitud de estas drásticas operaciones, sus responsables pueden hoy permitirse -e implementar- toda clase de políticas genocidas con el único objetivo de dar fin a la limpieza étnica, sustituyendo así a la población palestina eliminada durante los días de la Nakbah.

Es por eso por lo que debemos, y podemos, encontrar la manera más efectiva de hacer entender al mundo la relación existente entre la destrucción en 1948 de 531 pueblos y 11 ciudades y la demolición en 2010 de las casas palestinas de Jerusalén, cuyos propietarios, en buen número, fueron seguramente en su día víctimas también de la limpieza étnica perpetrada por Israel en 1948.

Quizá para convencer a los lectores de lo que en verdad sucedió sería bueno explicar brevemente la destrucción de 64 de esas 531 aldeas y cómo se desarrolló el drama que condujo a la casi completa aniquilación de la Palestina rural. Estas aldeas se encontraban en el área situada entre las ciudades costeras de Tel Aviv y Haifa. Una de las brigadas de la Haganá, la Alexandroni, se encargaba de la misión de judaizar esta parte de Palestina. Desde finales de abril hasta finales de julio de 1948, en casi todas las aldeas se repetiría la misma lúgubre escena.

Soldados israelíes armados rodeaban la aldea por tres lados y obligaban a huir a la población por el otro. En muchos casos, si las gentes se negaban a abandonar la aldea, los llevaban a la fuerza en camiones hasta Cisjordania. En algunas de estas aldeas había voluntarios árabes que se resistían, así que cuando las tropas tomaban la aldea la destruían inmediatamente con explosivos.

El 14 de mayo, el día en que se declaró el Estado judío, ya habían desaparecido 58 aldeas. Quedaban seis. Tres de ellas, Jaba', Ijzim y Ein Ghazal, serían arrasadas en julio. Dos, Fureidis y Jisr al-Zarqa, a unos 35 kilómetros al sur de Haifa, siguen todavía en pie. Ambas proporcionan mano de obra barata a los viejos asentamientos judíos de Zichron Yaacov y Binyamina, y por eso se salvaron.

Tantura, la más grande de las citadas seis aldeas restantes, quedó en medio de territorio judío, como "una espina en la garganta", en palabras de la historia oficial de la guerra de la brigada Alexandroni. El 23 de mayo le llegaría su turno. Oficiales de la inteligencia judía ofrecieron a dos o tres notables, incluido el mukhtar (el alcalde), ciertas condiciones para que se rindiese. Esas condiciones fueron rechazadas sospechando, al parecer con razón, que una rendición sería sólo el paso previo antes de la expulsión. La noche del 22 de mayo atacaron el lugar por cuatro lados. Buena parte de la población quedó en manos de la fuerza ocupante. Después, los cautivos fueron trasladados a la playa. Allí se separó a los hombres de las mujeres y los niños, a los que se obligó a marchar hasta la cercana Fureidis; algunas familias lograron reunirse 18 meses después. La brigada Alexandroni y otras fuerzas judías asesinaron a 200 hombres entre los 13 y los 30 años. Sólo la venganza, así como el deseo consciente de matar a varones en edad de combatir, explican los motivos de esta masacre.

En Galilea y el Neguev, así como en la llanura costera, otras brigadas israelíes utilizaron estrategias similares para judaizar el nuevo Estado. El sistema consistía, primero, en aterrorizar a la población, ejecutar a unos cuantos para inducir a otros a abandonar el lugar y pedir entonces a un comité oficial que valorase la tierra y las propiedades de las aldeas o de los barrios desiertos.

De manera que sí, es esencial que encontremos la forma de explicar a las buenas gentes de este mundo que la ideología que respaldó en 1948 la masacre de miles de palestinos inocentes es la misma que justificaría años después (enero de 2009) la matanza de 1.400 palestinos en Gaza [...]".

Algunos de los libros de Ilan Pappe han sido traducidos español, entre ellos Los demonios de la  nakba (Bósforo). En este enlace puede leerse, en versión pdf, el prólogo a la edición española.

Comentarios

  1. No entiendo lo de "maniobras de desposesión". El plan de partición de la resolución 181 fue usado por los sionistas para declarar el nacimiento del estado de Israel. 5 países árabes vecinos (Líbano, Egipto, Siria, Iraq y Jordania) le declararon la guerra; anunciaron, además, por escrito a la ONU su intención de acabar con ellos y crear un único estado Palestino árabe. Y perdieron la guerra. El territorio árabe perdido (ganado por Israel) pertenecía a parte de esos cinco países.

    Otra cosa es la desgracia de buena parte de los pastores y agricultores árabes que había en la zona, que sin comerlo ni beberlo se vieron metidos en el bando (perdedor) de una guerra sobre la que a ellos nadie les consultó (creo que ahora esos 5 países siguen sin consultar a su gente, aunque hay esperanzas de que eso cambie en breve).

    A.

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