Más sobre el reconocimiento de Palestina

Siguiendo con el debate de ayer y adelantándonos a lo que acontecerá dentro de dos semanas cuando se abra la Asamblea de la ONU, el profesor José Abu Tarbush ha publicado hace unos días el artículo "El Estado palestino se debate en la ONU" en el que se pregunta por las implicaciones que tendría un reconocimiento internacional del Estado palestino:

"¿Qué beneficios otorgaría el reconocimiento del Estado palestino? Básicamente, supone un mayor equilibrio en las posiciones negociadoras y fija claramente, sin ningún tipo de ambages como ocurrió en los Acuerdos de Oslo (1993), que el objetivo del proceso pasa por la materialización de un Estado palestino. Palestina sería considerado como un Estado ocupado militarmente por otro. En consecuencia, contaría con mayores posibilidades para fortalecer su menguada posición negociadora y con un mayor respaldo de las leyes e instituciones internacionales, de las que pasaría a formar parte como miembro de pleno derecho. De este modo, también vería amplificado su eco político, diplomático e incluso mediático.
                                       
No obstante, en el hipotético caso de que Palestina fuera admitido como Estado miembro en la ONU, sólo habrá un verdadero Estado palestino cuando Israel ponga fin a la ocupación de su territorio. Palestina reúne los elementos constitutivos de un Estado (población, territorio y gobierno), pero carece de soberanía. Su gobierno no controla de manera efectiva su territorio y población debido a la ocupación israelí. Sin embargo, todo indica que sucederá lo contrario. Persistirá la ocupación y la apuesta israelí por su práctica de hechos consumados, orientada a mantener sus conquistas militares al menor coste político posible, que imposibilita materialmente la construcción de un Estado palestino con continuidad territorial y viabilidad económica. Israel estaría dispuesto a admitir una entidad menor (Bantustán palestino), aunque se denomine Estado, siempre que carezca de sus propiedades y funciones.

La prolongada persistencia de la ocupación israelí, acompañada de su depredadora escalada colonizadora, hace tiempo que debilitó la viabilidad de la opción de los dos Estados, dejando como única alternativa posible la opción de un solo Estado, binacional y de todos sus ciudadanos, israelíes y palestinos. A pesar de ello, y de resignarse a un mini-Estado palestino (con una superficie restringida al 22% de la Palestina del Mandato británico), la parte palestina insiste en la resolución del conflicto sobre la base de los dos Estados. Es de temer que si en otoño su iniciativa no encuentra el suficiente respaldo, la opción de los dos Estados se debilite definitivamente.

Entonces el problema se volverá a esbozar del siguiente modo: entre el mar Mediterráneo y el río Jordán existe una población de cerca de 12 millones de habitantes, donde persiste un Estado de apartheid, asentado sobre la supremacía étnico-confesional judía, con la discriminación sistemática de sus habitantes autóctonos (los árabes-palestinos); además de la exclusión de sus refugiados y diáspora. Ahora la sociedad internacional tiene la oportunidad de evitar ese escenario o bien enfrentarse en un futuro muy próximo a socavar y concluir ese régimen de apartheid".
 

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