Presos palestinos en huega de hambre

Richard Falk, profesor emérito de la Universidad de Princeton aunque más conocido por su faceta como Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la situación de los Derechos Humanos en los Territorios Palestinos Ocupados por Israel, aborda en su blog la situación de los presos palestinos en huelga de hambre en las cárceles israelíes, muchos de ellos retenidos bajo detención administrativa desde hace años sin saber ni tan siquiera de qué se les acusa. El artículo ha aparecido en el último Boletín de ACSUR-Las Segovias y ha sido traducido del inglés por Beatriz Morales Bastos.

" [...] Es importante recordar el contexto de las huelgas de hambre. El emprender una exige una gran determinación de la que carecemos la mayoría de nosotros, y un compromiso interno extraordinariamente fuerte que une la vida y la muerte en una poderosa unidad casi mística. No es de extrañar que los huelguistas de hambre palestinos se hayan inspirado en Declaración de Huelguistas de Hambre de la Plaza de Tianamen de 1989: “No buscamos la muerte, sino la verdadera vida”. Los diez huelguistas de hambre del IRA dirigidos por Bobby Sands que murieron en 1981 en la cárcel de Maze en Irlanda del Norte cambiaron el enfoque que el gobierno británico tenía del conflicto, lo que llevó a establecer por fin un verdadero proceso de paz cuyo momento más importante fue el Acuerdo de Viernes Santo que puso fin a la violencia. Los huelgas de hambre de esta profundidad envían una señal de desesperación que solo puede ser ignorada por medio de una movilización de insensibilidad moral que genera una condición que se sitúa entre lo que los psicólogos llaman la “negación” y otras personas describen como “aturdimiento moral”.

Así pues, ¿por qué los medios de comunicación del mundo han ignorado a los presos palestinos en huelga de hambre? ¿Debemos concluir que para Occidente solo vale la pena informar de la violencia palestina? ¿Tienen que morir los presos palestinos en huelga de hambre para que sus actos sean noticia? ¿Por qué se concede tanta atención a los derechos humanos en cualquier otra parte del mundo y tan poca a la lucha palestina que se supone implica a las Naciones Unidas y es la base de gran parte del conflicto en Oriente Próximo? Aparte de unos pocos blogs en internet y de la página web The Electric Intifada, existe un bloqueo mediático de estas huelgas más recientes, lo que confirma una vez más la política de invisibilidad cuando se trata de las víctimas palestinas.
Al fin y al cabo, las Naciones Unidas (un tanto desacertadamente) es uno de los cuatro integrantes del Cuarteto (junto con Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea) que ha establecido la hoja de ruta que se supone va a llevar a la paz, con lo que debería exhibir alguna responsabilidad especial por esta alteración de la normalidad en el trato dado a los presos palestinos en las cárceles israelíes. Addameer, al-Haq y Médicos por los Derechos Humanos-Israel han pedido a los tres actores internacionales (el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, la Unión Europea y las Altas Partes Contratantes de la Cuarta Convención de Ginebra) que hagan algo al respecto, como mínimo enviando misiones de investigación y elaborando informes. ¿Es demasiado esperar algún tipo de respuesta? No esperamos que el gobierno de Estados Unidos, tan parcial en todos los aspectos del conflicto, alce la voz a pesar de sus protestas preocupado por los derechos humanos en gran cantidad de países y a pesar de las casi olvidadas promesas del presidente Obama hechas en su discurso de junio de 2009 en El Cairo de entender el sufrimiento del pueblo palestino y de iniciar una nueva página en la política sobre Oriente Próximo.

Desde que empecé a seguir esta serie de huelgas de hambre a lo largo de estos últimos meses, empezando por Khader Adnan y Hana Shalabi en diciembre de 2011, me ha conmovido profundamente la constantemente alta calidad humana de estas personas en huelga de hambre expresada a través de sus declaraciones e interacciones con sus familiares y el público. Sus palabras de lealtad y de cariñosa solidaridad tienen una autenticidad que solo se asocia con sentimientos raramente expresados excepto en situaciones extremas en las que está en peligro la propia vida. Este lenguaje tierno, la ausencia de odio y de amargura, y un tono de profundo amor y entrega es lo que hace que estas declaraciones hechas desde el corazón sean tan persuasivas. Me parece que estos sentimientos elevan el espíritu. Estas palabras merecen ser difundidas tanto como sea posible para que se entienda mejor lo que se está perdiendo a través de esta larga noche del alma que padece el pueblo palestino. Sin lugar a dudas está implícita la política de la lucha, pero los sentimientos que se expresan son profundamente políticos a la vez que están por encima de la política.

Solo puedo esperar que escritores, poetas, cantantes y periodistas informados y sensibles, especialmente palestinos, que comparten mi punto de vista sobre estas personas en huelga de hambre harán todo lo posible para transmitir al mundo el significado de estas indagaciones en el interior de la política de no violencia. Son relatos que merecen ser contados en su totalidad quizá por medio de entrevistas o a través de series de relatos biográficos, de poemas, pinturas y canciones, pero hay que relatarlos en el mismo espíritu de amor, empatía, solidaridad y urgencia que anima las palabras de los y las palestinas en huelga de hambre [...]".

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