Evolución y perspectivas de la crisis siria
El IEMed Mediterranean Yearbook 2013 incluye mi artículo "Evolution and Outlook of the Syrian Crisis" dentro de un especial sobre la guerra civil siria. Aunque salga en octubre, el artículo fue redactado a finales de mayo. A continuación incluyo alguno de sus fragmentos en su versión española:
"En
el plano militar las fuerzas rebeldes, agrupadas en torno al Ejército Sirio Libre, han conseguido
avances significativos, como la conquista de buena parte de las provincias de Hama
e Idlib y de algunos barrios de Alepo, la segunda urbe del país. Además
controlan algunos puestos fronterizos con Turquía e Irak y varias bases
militares. No obstante, el avance de los rebeldes se ha visto limitado por su
incapacidad para formar un frente unido. De hecho, hoy en día operan sobre el terreno más de un millar de milicias y parte
de ellas no reconocen la autoridad del ESL. Esta atomización ha servido a
la comunidad internacional para justificar su negativa a armar a la oposición.
Una
de las cuestiones que más preocupan a los países occidentales es la infiltración
de grupos radicales de ideario salafista. Se trata de una autoprofecía
cumplida, ya que el régimen señaló en un primer momento que combatía contra al-Qaeda.
Sin presencia en los primeros compases de la contienda ha sido precisamente la parálisis
de la comunidad internacional, que ha permitido al régimen golpear impunemente
a las manifestaciones pacíficas y a las fuerzas rebeldes, la que ha provocado
un ‘efecto llamada’. El embargo de armas occidental a los rebeldes ha incrementado
su dependencia de las petromonarquías del golfo Pérsico, que no se limitan a
enviar armamento sino que pretenden tener voz en la Siria post-Asad. La entrada de elementos yihadistas se
hubiera evitado con una decidida actuación de la comunidad internacional en los
primeros compases de la revuelta, tal y como ocurrió en Libia.
Una
pléyade de grupos de inspiración salafista cuentan con una creciente influencia
sobre el terreno, entre ellos
Ahrar al-Sham, la Brigada Tawhid, la Yamaa Islamiyya, Guraba al-Sham y la
Brigada Faruq. Sin duda, el más célebre es el Frente al-Nusra, al que la
Administración de Obama ha incluido en su lista de organizaciones terroristas por
sus supuestos vínculos con Al-Qaeda en Irak. Un informe del International Crisis Group ha señalado que “la
situación actual ofrece a los salafistas un entorno propicio: violencia y
sectarismo, desencanto con Occidente, líderes seculares y figuras islámicas
pragmáticas, así como acceso a la financiación del golfo Árabe y saber hacer
militar yihadista”.
Por
último queda por saber cuál será la repartición del poder tras la caída del
régimen baazista y, sobre todo, el papel que desempeñarán los HHMM en el futuro
gobierno. La organización ha sido duramente perseguida desde 1982, lo que
provocó que sus cuadros dirigentes abandonaran el país y se instalaran en el
mundo árabe o en el continente europeo. Para contrarrestar su influencia, el
régimen patrocinó un islam oficial a través del control de las instituciones
religiosas y, sobre todo, promocionó a varias cofradías sufíes que han
adquirido un gran peso en las últimas décadas.
Hoy
en día, los HHMM mantienen una posición predominante en el seno de la oposición
siria y aspiran a jugar un papel central en la Siria post-Asad. En
su ‘Pacto nacional para la Siria del futuro’ de 2012, este grupo se mostró a favor de la creación de “un
Estado civil basado en una constitución civil que emane de la voluntad del
pueblo sirio y que sea redactada por una Asamblea Constituyente elegida de
forma transparente”, así como a respaldar la aparición de “un Estado
democrático, plural y con alternancia en el poder” en el que existiese una
completa igualdad entre todos los ciudadanos independientemente de su religión,
secta, etnia o tendencia. Al contrario que en su ‘Proyecto político para la Siria del futuro’ de 2004, el
mencionado pacto no hacía referencia alguna a que la sharía debería ser la principal fuente de legislación.
Aunque parece claro que los HHMM están
llamados a jugar un papel destacado en la Siria post-Asad es cuestionable que
logren una posición hegemónica debido a la heterogeneidad confesional existente
(un 25% de la población está integrada por alauíes, cristianos, drusos e
ismaelíes). También debe tenerse en cuenta que ningún actor tiene el monopolio del
Islam político, puesto que las cofradías sufíes cuentan con un importante
arraigo. Está por ver, a su vez, en qué posición quedan los sectores salafistas
que, sin contar con apenas presencia en el país, han avanzando posiciones
gracias al patrocinio saudí. El agravamiento de la guerra podría reforzar a dichos
grupos que pretenden imponer un Estado teocrático regido por la sharia y que, además, son abiertamente
beligerantes hacia los alauíes. En todo caso, Siria es un país plural con una larga historia de convivencia pacífica
entre las diferentes religiones, por lo cual cabe pensar que estas fórmulas
extremistas no calarán entre la mayoría de la población".

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