Jerusalén: suma y sigue

Mientras la comunidad internacional prefiere mirar para otro lado, Israel sigue con su proyecto de judaización forzada de Jerusalén Este y de las zonas árabes de sus aledaños. Esta semana le ha tocado el turno al antiguo hotel Shepherd situao en el barrio palestino de Sheij Yarrar. El hotel tenía un alto valor simbólico, ya que sirvió de alojamiento a Amin al-Husayni, gran mufti de Jerusalén durante los años de la revuelta palestina contra el mandato británico. Tras su demolición, las autoridades israelíes han anunciado la construcción de varias veinte viviendas para colonos israelíes.
Como viene siendo habitual, la comunidad internacional se ha contetado con expresar su condena a dicha acción, eso sí sin mover un solo dedo para evitar que situaciones similares se vuelvan a repetir en el futuro. La Secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, ha manifestado: "Estamos muy preocupados ante el inicio de demolición del Hotel Shepherd en Jerusalén Este... Este preocupante asunto socava los esfuerzos de paz para conseguir una solución basada en dos estados... Especialmente, este hecho contradice la lógica de un razonable y necesario acuerdo entre las partes sobre el estatuto de Jerusalén". Los mandatarios norteamericanos están tan preocupados que EEUU no adoptará ningún tipo de medida contra su estrecho aliado ni tampoco permitirá aprobar ninguna resolución condenatoria en el Consejo de Seguridad. Si acaso encontrará la forma de recomepensarle.

La UE, por su parte, ha sido algo más contundente en el plano declarativo, aunque igualmente inoperante en la práctica. Catherine Ashton, Mrs. PESC, declaró: "Condeno con firmeza la demolición del hotel y la prevista construcción de una nueva colonia ilegal. Reitero que las colonias son ilegales de acuedo con la legalidad internacional, minan la confianza entre las partes y constituyen un obstáculo para la paz". Además señaló que la UE no reconoce la anexión de Jerusalén Este por parte de Israel.

Hace tan sólo unas semanas, los consules europeos emitieron su informe anual sobre la situación en Jerusalén Este en el que cargan contra la judaización de la parte árabe de Jerusalén y piden a la UE que adopte una posición mucho más dura hacia Israel. Entre las recomendaciones del informe está que la UE reconozca un Estado palestino en las fronteras del 4 de junio de 1967 y considere a Jerusalén Este como su capital. También sugiere que los representantes europeos en la ciudad acudan a las demoliciones de viviendas palestinas para levantar testimonio del ocurrido. También recomiendan que la UE boicotee los productos israelíes fabricados en Jerusalén Este y que se creen listas de colonos violentos para impedirles entrar en los países miembros. A pesar de su valentía es difícil, por no decir imposible dados los precedentes, que la Presidencia o el Consejo adopten tales recomendaciones (ver con especial atención el anexo 2).

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