Hula: salvajismo sin límites

El régimen sirio prosigue cometiendo crímenes de lesa humanidad. Esta vez le ha tocado el turno a la población de Hula, situada entre las ciudades de Homs y Hama, donde el pasado viernes se habían registrado amplias manifestaciones contra los Asad. Más de cien personas han sido asesinadas a sangre fría, acción que ha merecido tan sólo una condena (que no una resolución) del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Nasr Hassan ha publicado este artículo en al-Hewar, que tomamos de Traducciones de la Revolución Siria, titulado "Los crímenes de Hula: salvajismo sin límites".

"Las criminales bandas asadianas cometieron la madrugada del 26 de mayo (de 2012) crímenes brutales contra los civiles (entre ellos, muchos niños y mujeres) de Homs, una acción salvaje y primitiva que constituye un genocidio ante la mirada del mundo, dada la presencia en Siria de la comisión internacional encargada de vigilar que la banda (del régimen) ejecuta los puntos de la “iniciativa” de Ban Ki Moon. Durante casi dos meses, la comisión no ha podido detener los crímenes contra los civiles que comete esta banda, que ha seguido cometiéndolos públicamente a lo largo y ancho de Siria.

Los crímenes que cometió dicha banda la noche del viernes llamado “Pronto llegaremos, Damasco”, comenzaron con el bombardeo salvaje de Al-Hawla, lo que provocó una destrucción masiva, aplicando una política de “tierra quemada”, y después, se produjo la entrada de rebaños de monstruos a la ciudad destruida para completar sus crímenes degollando a niños, mujeres y ancianos en uno de los crímenes más salvajes y repugnantes. Un crimen en el que la lógica, la razón y las palabras se detienen y entrecortan, un crimen en que la conciencia duda y para el que toda explicación es inexistente, debido a su horror y a la decadencia (moral y humana) de los que lo perpetran. Que mates a un enemigo es algo comprensible, pero que los monstruos armados hasta los dientes con todo tipo de armas asolen la ciudad, degüellen a los niños y las mujeres con cuchillos y hachas y corten los cuerpos de las mujeres y niños es un extraño acto de rencor, de perdición, un acto que no es normal, y que incluso es forastero en el diccionario de crímenes de la historia.

Se trata de una mentalidad primitiva y criminal que escapa a las costumbres, la pertenencia y la ética, una mentalidad que refleja con claridad la realidad de esta banda salvaje que gobierna Siria, que no ha tardado en demostrar con sus crímenes que es una panda degenerada, rencorosa y desequilibrada que no pertenece a la historia de Siria ni a la humanidad, y que refleja hasta dónde ha llegado la degradación moral de la civilización, que se ha callado durante quince meses ante estas violaciones salvajes de los derechos humanos. ¿Cómo permiten que estos crímenes continúen y dan a las bandas criminales de Al-Asad una oportunidad tras otra esperando a ver si consiguen que con este nivel de crímenes se quebrante la voluntad del pueblo sirio y sea así devuelto a la cárcel del reino del terror, el miedo y la convivencia con los asesinos criminales y sectarios?

Se trata de un momento determinante en la etapa en la que Siria se encuentra actualmente, determinante porque la banda, quienes están detrás de ella, quienes la ayudan y quienes se callan ante sus crímenes, insisten y sueñan con abortar la revolución y desviarla de su camino nacional, haciendo de Siria un terreno donde saldar las cuentas regionales e internacionales. La banda ha fracasado estrepitosamente en su intento de detener la revolución. De hecho, ha logrado lo contrario: la revolución se ha extendido a toda Siria, mostrando una voluntad que no se doblega, unas heroicidades que se acercan a los milagros, una paciencia que no tiene límites, y una fe en la unidad nacional y en un futuro brillante para todos los sirios.

A estos crímenes los seguirán otros, porque los sirios están convencidos y han convencido al mundo entero de la legitimidad de su revolución por la libertad y la dignidad, y porque el pueblo sirio ya ha ofrecido la suficiente sangre, la suficiente paciencia y la suficiente insistencia en que la revolución vaya por el camino del pacifismo, un método que los sirios guardan celosamente porque es el horizonte del futuro. Pero, con estos incesantes crímenes terroríficos que dejan estupefacta a la conciencia humana y ante la incapacidad del mundo entero de pararle los pies a esta banda, de proponer mecanismos para un proceso claro y con un período de implementación determinado, de obligar al régimen a poner fin a sus crímenes y proteger a los civiles, la revolución se mantiene y sigue con su método pacífico. Siguen adelante de forma inquebrantable y protegen al pueblo sirio por todos los métodos legítimos, enfrentándose a las bandas asesinas con nuevos métodos disuasorios e intentan detener a esta banda salvaje. Para ello, todos los métodos de autodefensa y de defensa de los inocentes son legítimos. Es un momento importante en el desarrollo de los acontecimientos en Siria [...]".


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