¿Qué ha pasado en las elecciones egipcias?

Los resultados de las  elecciones egipcias  no han satisfecho a nadie. Los dos candidatos elegidos -Shafiq y Mursi- representan a los extremos del electorado. Los jóvenes de Tahrir se quedan sin candidato para la segunda ronda que se celebrará a mediados de junio. Esam Al-Amin publica en Counterpunch esta excelente reflexión: "Saqueando una revolución ¿Qué ha pasado en las elecciones presidenciales egipcias?". La traducción, aparecida en Rebelión, es de Sinfo Fernández.
 
"Los resultados de las elecciones presidenciales muestran que el candidato de los Hermanos Musulmanes, el Dr. Muhammad Mursi, irá a la segunda vuelta junto al último Primer Ministro de Mubarak y candidato antirrevolucionario, el General Ahmad Shafiq. Recibieron el 24% y el 23% de los votos, respectivamente. Mientras tanto, los dos candidatos apoyados por los grupos revolucionarios, el Dr. Abeldmoneim Abol Fotouh y Hamdein Sabahi, recibieron el 17% y el 20% de los votos, respectivamente, mientras el ex Ministro de Asuntos Exteriores, Amr Musa, se quedaba en un distante quinto lugar con menos del 11%. Así pues, ¿qué es lo que ha ocurrido y cómo podemos entender estos resultados?

· Los revolucionarios estaban divididos: No hay duda de que el fracaso de los grupos revolucionarios a la hora de unir sus filas y presentar un único candidato o lista presidencial les ha hecho perder la oportunidad de quedar los primeros en esta primera vuelta y así poder presentarse a la segunda. Combinados, ambos candidatos recibieron el 36% de los votos, lo que les habría garantizado la victoria en la primera vuelta como presidente y vicepresidente. Pero a pesar de los muchos esfuerzos realizados a tal fin, ambos candidatos se negaron a ceder. Abol Fotouh argumentaba que el electorado del país era favorable a un candidato de procedencia islámica y por tanto él representaba a ese candidato de consenso que podría tender puentes entre islamistas y laicos. Sabahi, por otra parte, defendía que el país no necesitaba otro candidato islamista tras los resultados de las elecciones parlamentarias, en las cuales a los islamistas les correspondió el 75% de los escaños. 
· Baja participación: A pesar del intenso interés y de todo lo que estaba en juego, parece que la mayoría de los egipcios están ya cansados y decidieron sencillamente no acudir a votar. Algunos grupos revolucionarios habían estado pidiendo finalmente el boicot de las elecciones, afirmando que las elecciones no tienen sentido sin antes limpiar el Estado de fulul o de las garras del ejército. Más de 27 millones de egipcios participaron en las elecciones parlamentarias de finales de año. Aunque hay 51 millones de votantes registrados, se ha estimado que en esta ocasión solo 24 millones depositaron su voto, es decir, el 47%, comparado con el 62% de las elecciones parlamentarias.

· Los Hermanos Musulmanes (HM) van por su lado: Durante la revolución, todos los grupos que estaban contra Mubarak se unieron en sus demandas para poner fin a la dictadura corrupta. Aunque los HM fueron cautos al principio a la hora de incorporarse a la revolución, su posterior participación resultó ser crucial para el éxito de la revolución. Pero poco después rompieron el consenso de los grupos revolucionarios y siguieron por su propio camino, confiando en su enorme capacidad para movilizar y organizar. Su entendimiento tácito con el CSFA durante la mayor parte del pasado año –abandonando en momentos cruciales las demandas de los grupos revolucionarios- creó una profunda desconfianza entre ambas partes. Cuando los HM rompieron su promesa y decidieron presentar un candidato, confiaban sobre todo en su capacidad para movilizar a sus seguidores. Ninguno de los grupos revolucionarios de la Plaza Tahrir les prestó su apoyo. Sobre el terreno, muchos de los seguidores de los HM atacaron a Abol Fotouh, alienándose aún más a muchos votantes egipcios. El efecto real que se consiguió fue desmoralizar a los partidarios de la revolución. Al final, los HM han recibido en esta ocasión menos de 6 millones de votos, comparados con los más de 10 millones en las elecciones parlamentarias de hace seis meses.

· El candidato del ejército y del estado profundo de seguridad: Muchos analistas debatieron acerca de si el CSFA tenía un candidato propio en esta carrera. Aunque habían declarado que no estaban a favor de un determinado candidato, el CSFA permitió que se utilizaran los recursos del estado en beneficio de Shafiq. Con el apoyo de la burocracia estatal, el aparato de la seguridad (reconstruido utilizando sus viejos elementos y manteniendo las conexiones con los funcionarios locales a los que nunca se llegó a deponer) movilizaron sus recursos en beneficio del candidato de su preferencia. Muchos informes aparecidos en los medios egipcios mostraban cómo reclutas del ejército, oficiales de la policía y empleados estatales fueron instruidos por sus superiores para que votaran a Shafiq o, en caso del personal militar activo –que tiene prohibido votar-, hacer que sus familias le votaran. El gobierno dio libre el jueves a todos los empleados estatales para que pudieran depositar su voto por su candidato preferido [...].

· El reagrupamiento de los fulul: La maquinaria del prohibido Partido Democrático Nacional de Mubarak y de los empresarios corruptos se puso a funcionar a pleno rendimiento una vez que Shafiq anunció su candidatura. Informaciones procedentes del interior del mismo partido exponen que la esposa del ex director de la organización del partido, el multimillonario Ahmad Ezz (que estuvo al frente del fraude electoral de 2010 y que actualmente cumple una sentencia de diez años de cárcel por corrupción política y financiera, además de otras acusaciones pendientes de juicio), ha pagado 100 millones de libras a las autoridades locales de la región del Delta para que apoyen a Shafiq [...]. En las cinco provincias del corazón del Delta, Shafiq recibió 2,5 millones de votos, es decir, alrededor del 50% de sus apoyos totales.

· El papel de los sufíes: Desde el ascenso de los salafíes durante las elecciones parlamentarias, se ha producido una profunda división entre los salafíes y los grupos sufíes a causa de las creencias teológicas y prácticas religiosas. Hay alrededor de 12 millones de egipcios que afirman seguir esas tradiciones sufíes, especialmente en la región del Delta del Nilo. Los jefes de esos grupos, cuyo sustento depende del turismo religioso, se sintieron amenazados por la retórica de los salafíes que prometían acabar con sus ritos “paganos”. Shafiq explotó ese enfrentamiento y declaró que él también era sufí y prometía preservar sus tradiciones. Como compensación, los jefes sufíes le prometieron lealtad.

· El voto cristiano: Aunque muchos cristianos coptos se unieron a la revolución para derrocar a Mubarak, muchos miembros de esa iglesia y dirigentes laicos han expresado su preocupación por el aumento de los grupos islámicos. Durante muchas semanas, sus líderes declararon que iban a apoyar a un candidato “civil”, insinuando que sería Amr Musa. Sin embargo, la pasada semana varias personalidades importantes declararon que la abrumadora mayoría de los coptos votaría por Shafiq porque “era el único capaz de detener la marcha de los islamistas”, como declaró un dirigente cristiano. El día de las elecciones, las encuestas a pie de urna y los observadores confirmaron que el 70-80% del voto cristiano fue para Shafiq. Tras las elecciones, el patriarca interino de la iglesia copta dijo al periódico al-Shrouk que era consciente de esas informaciones y que ha suspendido a dos altos funcionarios de la iglesia que están pendientes de que se les investigue".

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