Wikileaks XVIII: Siria y las caricaturas de Mahoma

El País, en su edición de ayer martes, analizaba tres nuevos cables procentes de la Embajada de EEUU en Damasco en los que se analizaba el origen de las manifestaciones que tuvieron lugar el 4 de febrero de 2006 en Damasco tras la publicación de una docena de caricaturas de Mahoma por el diario danés Jyllands-Posten. De la lectura de los tres cables (1, 2 y 3) se deduce que el régimen sirio habría promovido dichas manifestaciones en las que se atacaron las embajadas de Noruega, Dinamarca, Suecia y Chile. Según El País, "la jugada tenía un doble objetivo. Ante Occidente, el Gobierno sirio justificaría la ausencia de libertades como único freno a los islamistas. Ante los musulmanes, Damasco emergería como protector de la dignidad religiosa".
    El artículo, firmado por Maite Rico, prosigue de la siguiente manera:
    "En el caso de Siria, la estrategia fue cuidadosamente calculada, a tenor del testimonio que un influyente religioso suní brinda al encargado de Negocios estadounidense, Stephen Seche, el 6 de febrero de 2006. Días antes de los incidentes, explica, "el primer ministro [Mohamed] Naji al Otari ordenó al gran muftí [máxima autoridad religiosa] que diera directrices muy duras a los imanes que predicaban el viernes en las mezquitas de Damasco, sin fijar ningún límite al tipo de lenguaje que debían emplear". "El muftí, jeque Hasún, cumplió la orden". Aquel viernes, 2 de febrero, las condenas a las caricaturas y a los Gobiernos nórdicos retumbaron en las mezquitas damascenas. El sábado 3, la plaza Al Rawda, "área de seguridad" donde están las principales embajadas, apareció sembrada de gigantescas pancartas religiosas, algo impensable sin el respaldo de las autoridades. El día 4, Damasco fue escenario "de los peores disturbios de los que se tenga reciente memoria". La embajada describe la quema de la legación noruega y la destrucción del edificio que albergaba las sedes de Dinamarca, Chile y Suecia. "Cuando preguntamos cómo es que el Gobierno había fracasado tan miserablemente en proteger las instalaciones diplomáticas", escribe Stephen Seche, el jefe de protocolo sirio "minimizó los daños" y alegó que el Gobierno "no esperaba las protestas ese día".

    Las fuentes sondeadas por la embajada son unánimes. El Gobierno estaba detrás de lo ocurrido: hablan del "sermón" escrito en los despachos oficiales, de convocatorias vía sms, de autobuses cargados de manifestantes... Es probable, conceden los diplomáticos estadounidenses, que la protesta se saliera de control. Pero "el régimen de minoría alauí parece haberse beneficiado de los disturbios, aumentando su legitimidad". Por un lado, "permitió que los suníes descargaran su ira" en un asunto "visceral y populista", apareciendo como el "defensor de la dignidad islámica". Por otro, las protestas reforzaron el mensaje "recurrente" del régimen sirio a la comunidad internacional: "Esto es lo que ocurrirá si permitimos una verdadera democracia y los islamistas llegan al poder".

    En manos del partido Baaz desde 1963 -y de la familia El Asad desde 1970-, el Gobierno "juega con el tema del islam con una estrategia diseñada para apuntalar el régimen". Hace concesiones, como permitir la apertura de tres bancos islámicos o aprobar la sharía (ley islámica) en la Universidad de Alepo, y al mismo tiempo restringe las actividades de los radicales, sobre todo, los Hermanos Musulmanes. Para ello cuenta con el gran muftí, el moderado Ahmed Hasún. "Algunos contactos creen que el régimen está jugando con fuego. Pero hasta ahora parece que mantiene el control", señala la embajada".

    Comentarios

    1. Muy buen post sobre la gestión e instrumentalización política del Islam por el regimen sirio. Quedan tantos cables!! A ver si van saliendo cosas. Enhorabuena por el blog, Ignacio.

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