Wikileks V: la nueva política exterior turca

Si hay algo que preocupe a la Embajada de EEUU en Ankara es el giro emprendido por la política exterior turca en el curso de los últimos años. Así se hace constar en varios cables. En un telegrama fechado el 6 de agosto de 2006 la Embajada de EEUU en Ankara muestra su temor por la nueva política exterior asumida por el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) en el curso de los últimos años. Los norteamericanos responsabilizaban a Ahmet Davotoglu, en el pasado consejero presidencial y en la actualidad ministro de Asuntos Exteriores, del giro experimentado por Turquía ante sus vecinos.

El informe confidencial subraya la existencia de un abismo entre las posiciones del gobierno del AKP y el cuerpo diplomático tradicional. Desde su victoria electoral en 2002, se han sucedido los desencuentros entre unos y otros debido a las nuevas prioridades de la política exterior. Como señala el informe, “el cuerpo diplomático turco está bien formado y tiene sintonía con lo que ocurre en EEUU y Europa, pero menos con lo que acontece en la escena política doméstica”.
Frente a ellos, el presidente Abdullah Gul, el primer ministro Tayyep Erdogan y el ministro Ahmet Dovotoglu están coartados por “su visión turcocéntrica e islamocéntrica de cómo debería funcionar el mundo”. El enfrentamiento entre la vieja y la nueva política exterior turca ha provocado frecuentes roces: se subraya, por ejemplo, la visita de Jaled Mashal a Ankara en febrero de 2006, pocas semanas después de la victoria electoral de Hamas en las elecciones legislativas palestinas, cuando el gobierno turco no informó al aparato diplomático, probablemente para que no la torpedearan.

El gobierno turco, según el telegrama, considera que “Hamas y Hezbolá son el resultado de las erróneas políticas occidentales y una respuesta de la población desesperada, no auténticos terroristas”. Según Ankara, el diálogo con ellos, además, permitiría que se moderasen y, también, extendería la influencia turca en Oriente Próximo. El cable denuncia que Erdogan “se está dirigiendo a su propio público, a quienes dentro del partido nunca han estado positivamente inclinados hacia Israel y también a una audiencia musulmana suní más amplia a la que intenta cortejar”.
 
Lo que deliberadamente ignoran los correos de la Embajada de EEUU en Turquía al Departamento de Estado es que Davotoglu considera que Turquía debería equilibrar sus relaciones con los países del entorno y diversificar sus alianzas para conseguir una mayor profundidad estratégica que le de un mayor peso en la escena regional e internacional. Los ejes de esta política serían: equilibrio interno entre seguridad y democracia, política de cero problemas con los vecinos, reforzamiento de las relaciones no sólo con Europa, sino también con Oriente Próximo, Cáucaso y Mediterráneo y, por último, fortalecimiento de las actividades políticas, diplomáticas, económicas y culturales con el entorno regional.

Es evidente que esta nueva política exterior turca parte de la necesidad de revisar algunos de los postulados tradicionales de la diplomacia kemalista y, también, llenar un vacío en Oriente Próximo que ninguna potencia árabe (ni Arabia Saudí ni tampoco Egipto, obsesionadas con el desarrollo del programa nuclear iraní) parece interesado en ocupar. Aunque sus dos ejes centrales –alineamiento con Estados Unidos y adhesión a la Unión Europea– no han sido ni vayan a ser revisados, se está poniendo cada vez un mayor énfasis en la proyección natural turca hacia Oriente Próximo, que formó parte del Imperio Otomano hasta la Primera Guerra Mundial.

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